¿Es la ciencia algo bueno? Para muchos, resulta muy sencillo responder a esta pregunta. Algunos pensarán en los grandes beneficios que hemos obtenido como resultado de la actividad científica -los importantes avances médicos y la asombrosa tecnología que facilita tantos aspectos de nuestra vida- y responderán: “por supuesto que la ciencia es algo bueno. Sólo tienes que mirar los muchos beneficios que nos ha traído.” Otros señalarán hacia los resultados negativos del emprender científico -como las armas de destrucción masiva, la experimentación en humanos y animales, la deshumanización de nuestras relaciones producto de la tecnología- y concluirán que la ciencia no puede ser buena y que estaríamos mejor sin ella.
Sea cual fuere la forma en que usted diera respuesta a la pregunta, debe reconocer que ambos lados de la controversia tienen en su razonamiento puntos a favor y puntos en contra, por lo que los cristianos necesitamos de una referencia -una guía confiable- por la cual podamos dar una respuesta adecuada. Resulta que esa guía la tenemos en la Escritura. Si los cristianos hemos de confiar en la Biblia como nuestra única guía de fe y práctica, debemos dejar que ella norme nuestro pensamiento sobre cualquier aspecto de nuestra cultura y sociedad, aun cuando ese aspecto no se mencione directamente en la Escritura. Es cierto, la Biblia no habla directamente de muchos asuntos y dilemas a los cuáles nos enfrentamos cotidianamente. Pero tampoco necesita hacerlo. La Escritura nos proporciona una cosmovisión -una forma de ver el mundo- por medio de la cual podemos interpretar todo con la luz adecuada. Aunque a veces todavía con algunas esquinas difusas, es a través de los espejuelos de la cosmovisión bíblica que vemos con mayor claridad en este mundo. Si utilizamos la Biblia como nuestro compás, podemos navegar por la vida confiando en que llegaremos a puerto seguro. En varias de mis siguientes entradas pretendo hablar de cómo entender el emprender científico del ser humano desde una perspectiva bíblica. Utilizaremos teología bíblica para hablar de enseñanzas fundamentales y transversales de la Escritura como el Reino de Dios y el Mandato Cultural dado al hombre por Dios. Veremos cómo algunas doctrinas bíblicas como la de la Revelación General y la Gracia Común tienen relevancia para la práctica de la ciencia desde un punto de vista cristiano. En nuestra primera entrada de la serie, hablaremos un poco más de cómo algunos de los que no son creyentes piensan de la ciencia. Discutiremos también brevemente de cómo algunos cristianos tienen una perspectiva defectuosa acerca de la actividad científica y de la búsqueda de conocimiento. Estoy bastante entusiasmado por ésta nueva serie de entradas y sinceramente espero que usted se contagie de mi entusiasmo y juntos podamos aprender de la Escritura. Hasta la próxima.
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"Creo que si un cristiano está capacitado para escribir un buen libro, accesible a la mayoría, sobre una ciencia cualquiera, puede hacer un mayor bien de ese modo que mediante una obra directamente apologética. Porque otra dificultad con la que tenemos que enfrentarnos es ésta: normalmente, podemos lograr que las personas presten atención al punto de vista cristiano durante una media hora o menos; pero cuando se marchan de la conferencia, o guardan nuestro artículo, se sumergen de nuevo en un mundo en el que prevalece el punto de vista contrario. Los periódicos, películas, novelas y libros de texto socavan nuestra obra. Mientras persista esta situación, es sencillamente imposible lograr un éxito extendido. Debemos atacar la línea de comunicación enemiga; por eso no son más libros sobre el cristianismo lo que necesitamos, sino más libros sobre otros temas escritos por cristianos, en los que el cristianismo de su autor se encuentra latente. Se puede comprender mejor la cuestión si se mira a la inversa. No es probable que un libro sobre hinduismo socave nuestra fe. Pero si cada vez que leemos un libro divulgativo de Geología, Botánica, Política o Astronomía, descubrimos que sus implicaciones son hindúes, sí podríamos sentirnos sacudidos. No son los libros escritos en defensa del materialismo los que hacen materialista al hombre moderno, sino los supuestos materialistas contenidos en los demás libros. De igual modo, tampoco serán los libros sobre el cristianismo los que realmente inquieten al hombre moderno; en cambio, se inquietaría si, siempre que necesitara una introducción popular y barata a una ciencia cualquiera, la mejor del mercado fuera la escrita or un cristiano." C. S. Lewis en su ensayo Apologética Cristiana. Incluido en Lo Eterno sin Disimulo. Editorial RIALP Considero que lo que Lewis comenta en ésta porción de su ensayo es muy importante y con muchas implicaciones tanto para nuestra vida cristiana como para la labor de la Iglesia. Básicamente, Lewis está diciendo que en la actualidad necesitamos menos cristianos haciendo apologética y más creyentes haciendo con excelencia toda clase de otras cosas.
Para mí resulta muy interesante que Lewis mencione que lo que más influye la cosmovisión de las personas "normales" no son precisamente los libros sobre el ateísmo, o sobre filosofía humanista, por mencionar un par de ejemplos. Después de todo, ¿cuántas personas conoce usted que en realidad hayan leído alguna obra de Gibran Khalil Gibran o de Sam Harris? Sin embargo, las personas todos los días están expuestas a los presupocisiones ateas y/o paganas de un sin número de películas, novelas, programas de televisión, noticas de periódicos, música, libros de texto y de divulgación científica. Por ejemplo: ¿Cuántas personas conoces que han visto la película Avatar? Por supuesto, el mundo todavía necesita de apologetas cristianos. Pero también necesita más y mejores cineastas, periodístas, científicos y tecnólogos cristianos que hagan un trabajo excelente y cuyo trabajo refleje la cosmovisión bíblica y las implicaciones de su fe. Es posible resumir el lugar que una cosmovisión tiene en nuestra vida bajo tres encabezados (ver Figura 4):
Toda cosmovisión opera como un intérprete de nuestra experiencia. Los eventos de nuestra vida no transmiten mensajes obvios y objetivos que tienen el mismo significado para todas las personas. En cambio, el significado de cualquier evento depende de la cosmovisión que lo interpreta. Un accidente de tránsito, por ejemplo; es interpretado de manera diferente por una persona que piensa que esta vida es una serie de eventos al azar y sin sentido, por una persona que cree en el fatalismo o por una persona que confía en la providencia de Dios. Figura 4. El rol que una cosmovisión desempeña en nuestra vida. Nuestra cosmovisión le da forma a la manera en cómo evaluamos los problemas (pequeños y grandes) de la vida, así como los principales cambios culturales que ocurren en la sociedad. Nos permite comprender o entender lo que está sucediendo a nuestro alrededor, y sugerir una explicación de lo que vemos. Debido a que los eventos de la vida están sujetos a interpretaciones tan variadas, lo que más importa no es lo que nos sucede sino la cosmovisión que interpreta lo que nos sucede… Dependiendo de su cosmovisión, usted terminará maldiciendo su karma, obsesionado por la impredecible lotería de la vida, acobardado por el miedo ante una deidad vengativa, o alabando a Dios por Su cuidado paternal… El secreto a una vida satisfactoria no se encuentra en evitar toda experiencia desagradable sino más bien en tener una cosmovisión que sepa cómo leer correctamente tales experiencias. [6] Pero, ¿qué es lo que ocurre cuando determinada experiencia no tiene cabida en nuestra cosmovisión o no puede ser explicada bajo las convicciones que le dan forma? Cuando tal tipo de experiencia reta o sacude los fundamentos de nuestra cosmovisión, ésta necesariamente se tendrá que acomodar (Figura 5) para dar lugar a alguna explicación o se caerá en pedazos produciendo un cambio total en la manera en que comprendemos la realidad. Figura 5. La forma en que una cosmovisión media nuestra experiencia. [7] Como vemos en la Figura 4, una cosmovisión también funciona como una guía para la vida. Es como una brújula o un mapa que:
Aunque describimos la función de una cosmovisión con el ejemplo de un mapa, no por eso quiere decir que nuestra cosmovisión es como uno de esos aparatos electrónicos de posicionamiento global: con una descripción exacta de la localización de cada objeto en el mundo real y siempre indicándonos la mejor ruta a seguir. Más bien, nuestra cosmovisión se asemeja más a uno de los primeros mapas del mundo conocido en siglos atrás (Figura 6), en el que hasta cierto punto los exploradores podían confiar, pero que requerían constantemente de corrección, adecuaciones y expansión. Incluso las cosmovisiones más robustas, como los sistemas de posicionamiento global; requieren de cuando en cuando de actualizaciones que les permitan seguir siendo vigentes. Navegamos por la vida con cosmovisiones imperfectas que algunas veces ayudan y otras nos estorban en nuestro entendimiento de lo que sucede a nuestro alrededor. Cuando somos jóvenes, nuestros mapas están llenos de territorios no explorados –y algunas veces los llenamos de manera descuidada, porque no siempre somos buenos y atentos observadores. A pesar de sus fallas, continuamente nos aferramos a nuestros mapas aun cuando una y otra vez nos llevan al lugar incorrecto o cuando se nos presentan obstáculos inesperados en nuestro recorrido. Así que la pregunta se vuelve: ¿Cómo tratamos con estos mapas poco confiables? [8] Figura 5. Una cosmovisión funciona más como un mapa antiguo que como un moderno sistema de navegación. Estas palabras nos conducen directamente al último punto de este estudio introductorio: cómo caminar hacia una cosmovisión verdaderamente cristiana. Pero este punto lo dejaremos para la próxima entrada de la serie. Referencias[6] Michael E. Wittmer. Así en la Tierra Como en el Cielo: ¿Por qué Todo lo Que Haces le Importa a Dios? (Grand Rapids, MI: Zondervan). [7] íbid. [8] J. Mark Bertrand. (Re)Thinking Worldview: Learning to Think, Live, and Speak in This World (Wheaton, IL: Crossway Books). Entradas de la serie |
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