Se le llama "justicia pasiva" porque no tenemos que obrar para conseguirla... No es una justicia por la que trabajamos, sino una justicia que recibimos por la fe. Esta justicia pasiva es un misterio que no puede entender nadie que no conoce a Cristo. De hecho, los cristianos no la comprenden del todo y rara vez se le toma provecho en su vida diaria... Cuando hay miedo o cuando nuestra consciencia se ve afectada, ésa es una señal de que tanto nuestra justicia pasiva como la persona de Cristo han quedado fuera de nuestra vida.
Martín Lutero. Prefacio a su Comentario de Gálatas (énfasis añadidos).
Mucho se habla ahora de una vida "centrada en Cristo" o "centrada en el evangelio, pero esta es una verdad atesorada por los cristianos desde la época de la Reforma. En su caso, Martín Lutero constantemente señaló y enseñó acerca de la centralidad del evangelio en la vida del creyente. En esta cita en particular, me llama mucho la atención que Lutero afirme que el cristiano "rara vez... le toma provecho en su vida diaria" a la verdad del evangelio. Estas palabras me llaman a observar con atención mi vida, mis patrones de pensamiento y conducta y cómo estos revelan una posible confianza en mí mismo, y no en la obra de Cristo. Por otro lado, también considero vital señalar como lo hace Lutero cuáles son los efectos de apartar nuestra mirada de la cruz de Cristo: dudas, miedo y consciencias heridas.
Por último, quisiera resaltar la manera en que Lutero define la labor de un pastor o predicador: "enseñar y repetir constantemente la verdad" del evangelio. Es mi oración que mi corazón esté aferrado a la obra de Cristo y no a mis buenas acciones.
En Evangelio
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Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían. (Marcos 1:13 LBLA) Me parece que muchos de nosotros (incluyéndome) al leer este pasaje fallamos en ver lo glorioso que Jesús se nos muestra al vencer toda tentación. Muchas veces reducimos la obra de nuestra salvación realizada por Cristo como sólo incluyendo Su sufrimiento y muerte en la cruz. Pero la Escritura nos enseña que lo realizado por el Hijo de Dios va más allá de Su muerte y resurrección. A través de la Biblia, aprendemos que Jesús, al vencer toda tentación: 1. Proveyó de una justicia perfecta, cumpliendo así todas las demandas de DiosEl apóstol Pablo escribió que la justicia perfecta de Cristo es la base de nuestra justificación: Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. (Romanos 5:12, 18 LBLA) 2. Se presentó al Padre como el sacerdote y el sacrificio perfecto a la vezLa vida y muerte de Jesucristo constituyen ese sacrificio glorioso y único, por medio del cual todos nuestros pecados son perdonados, limpiados y lavados. Lo que en tiempos antiguos la sangre de corderos y otros animales no podían hacer, fue en Jesucristo realizado de manera suprema y gloriosa. Lo que los sacerdotes de la religión judía no tenían, perfección para presentar al pueblo de Israel delante de Dios; Jesucristo sí lo tuvo (Hebreos 5:8; 7:26 y 9:23-28). 3. Se convirtió en nuestro abogado perfectoSólo Cristo puede presentarse ante el Padre para abogar por nosotros, nadie más. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. (1 Juan 2:1) En conclusión, todos necesitamos de la justicia de Cristo que sólo se puede recibir por la fe. Así como Adán y Eva fallaron en una obediencia perfecta a la voluntad de Dios, nosotros también hemos fallado. ¿Quién de nosotros puede decir que ama a Dios con todo su corazón, mente y fuerzas? Es necesario recibir por fe la justicia de Cristo para que puedas pasar por el fuego del juicio de Dios. He aquí en qué consiste la grandeza y gloria del sacrificio del Señor Jesucristo: No hay pecado u ofensa a Dios que sea tan grande, que no pueda ser lavada y limpiada por la preciosa sangre de Jesucristo (Isaías 1:18). Creyente: vive delante del señor como lavado en la preciosa sangre de Jesucristo (1 Pedro 1:18-19). Al ser tentado, sigue el ejemplo de Cristo, recuerda que Él conoce tu condición, y te comprende perfectamente (Heb. 2:18). Si has pecado, recuerda que Cristo está en la presencia del Padre, como tu abogado. Nunca debemos poner nuestra confianza en nuestra propia justicia ni en nuestro desempeño. En nuestra salvación se cumple aquellos dichos de la Reforma: Sólo Cristo, Sólo a Él la gloria. Etiquetas: Evangelio
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