"Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito" (Romanos 8:28) "Todas las aflicciones, todas las tentaciones, todo abandono, todo agobio, toda oposición y todas las persecuciones que le ocurren a un hombre piadoso, obrarán para su bien. Cada cruz, cada pérdida, cada enfermedad que le ocurre a un hombre santo, obrará para su bien. Cada ardid, cada trampa, cada engaño, cada estratagema y cada empresa de Satanás en contra del hombre santo, obrará para su bien. Ayudarán en hacerle más humilde, más santo, más espiritual, más fiel, más fructífero, más vigilante. Cada prosperidad y cada adversidad, cada tormenta y cada calma, cada amargura y cada dulzura, cada cruz y cada comodidad, obrará para el bien del hombre santo. Cuando Dios le da una misericordia, obrará para su bien. Cuando Dios le quita una misericordia, obrará para su bien. Sí, aún todas las caídas y todos los pecados de los santos obrarán para su bien. ¡Oh, el cuidado, el temor, la vigilancia, la ternura, el celo que Dios levanta en las almas de Sus santos por sus mismas caídas! ¡Oh, el odio y la indignación que Dios levanta en los corazones de Sus hijos en contra del pecado por su mismo caer en pecado! ¡Oh, que amor a Cristo, que agradecimiento a Cristo, que admiración hacia Cristo, que inclinación a Cristo, que exaltación de Cristo a la que son llevados los santos, por sus mismas caídas! Es la gloria de la santidad de Dios el poder volver las enfermedades espirituales ¡en remedios santos! El puede volver los venenos del alma ¡en celestial cordial! ¡Puede prevenir el pecado por el pecado, y curar las caídas por medio de caídas!" Thomas Brooks (1608-1680)
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Al revisar esta mañana mi página personal de Facebook, no pude dejar de notar una imagen que uno de mis contactos compartió públicamente. Era una de esas imágenes con un mensaje "cristiano" escrito. La foto pertenecía a una página cristiana con casi dos millones de suscriptores. El mensaje escrito en particular me llamó mucho la atención, el cual literalmente decía: El enemigo no podrá tocarte si estás cubierto con la sangre de Cristo. Después de leer tal frase, no pude evitar reflexionar en ella por un momento. Sin duda es una frase motivadora para todo creyente. Y también es una frase que podría parecer salida de la Biblia. Sin embargo, personalmente me pregunto: ¿Es una frase en verdad Bíblica? No me malinterprete, por favor. No pretendo poner en duda el poder del sacrificio expiatorio de Jesús (que es lo que la Biblia quiere comunicar cuando habla de la sangre de Cristo) como la fuente de perdón y salvación y de nuestra seguridad eterna. Pero, ¿en verdad dice la Escritura que todo creyente será guardado de Satanás a tal grado que se puede decir que él no podrá tocarnos? Pongo en duda cuando menos la precisión Bíblica de tal frase. Sin saber con precisión el mensaje que los autores de tal frase quisieron comunicar, estoy convencido que de ninguna manera puede significar lo siguiente:
Quizás te estarás preguntando, ¿cuál es el punto en todo esto? Bueno, lo que realmente quisiera comunicar es que según la Biblia, el ser un creyente en Cristo no significa que no podremos ser nunca tentados por el diablo a través de sufrimiento físico o espiritual. A pesar de lo que algunos afirman, no hay forma de cancelar los ataques del maligno o declarar por oración que el diablo no nos podrá tocar en lo absoluto. La Biblia no nos permite hacer tal clase de afirmación y práctica. Sobre todo cuando vemos en estos pasajes de la Escritura que es la misma voluntad del Señor que el diablo afligiera a Job, Pedro y Pablo. Ante la verdad de la Escritura, tal clase de mensajes parecen más basados en alguna clase de "superstición cristiana" que en una fe bíblica. Por favor, si usted está compartiendo el Evangelio a una persona que está interesada en conocer más de Jesús, no le haga promesas que la Escritura no hace. Hable del poder de la sangre de Jesús para cubrir todos sus pecados y de guardarlo del enemigo. No como si la fe fuera una clase de amuleto que aleja todo mal. Sino como una promesa de que el diablo no podrá apartarnos del amor de Dios, aun cuando derrame toda su furia sobre nosotros.
En cada evento de la Providencia, Dios [siempre] tiene un propósito. C. H. Spurgeon Categorías: Providencia
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