Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? (Juan 11:40 LBLA) Al final del capítulo diez en el Evangelio de Juan, vemos a Jesús enseñando al otro lado del río Jordán, alejado de Jerusalén y de los fariseos que tenían toda la intención de apedrearlo (Jn. 10:31, 39). Pero ahora en el capítulo once lo vemos regresar de nuevo con sus discípulos al área de los alrededores de la ciudad (Betania se encontraba a poco menos de tres kilómetros de ella) a causa de la enfermedad y muerte de un amigo. Aunque en el Evangelio de Juan es la primera vez que se menciona a la familia de Marta, María y Lázaro, sabemos que los tres eran cercanos a Jesús y que Él en varias ocasiones se quedó con ellos en su casa para enseñar y comer (cf. Lucas 10:38-42). La resurrección de Lázaro que se relata en éste capítulo constituye la última y más dramática señal de Jesús en todo el Evangelio de Juan. Éste milagro también sirvió como el evento climático que desencadenó la decisión de los líderes judíos de asesinar a Jesús, plan que finalmente desembocó en la traición de Judas y en la muerte de Cristo en la cruz. Todo el evento nos enseña muchas verdades valiosas, algunas de las cuales mencionamos a continuación. 1. La muerte de Lázaro nos recuerda que vivimos en un mundo quebrantadoLa primera verdad que aprendemos en este pasaje es que estamos en un mundo quebrantado. La Biblia nos enseña que esto no siempre fue así. Sabemos que Dios creó el mundo “bueno en gran manera” (Gen. 1:31) pero que la entrada del pecado trajo consigo la muerte (Gen. 2:17, Rom. 5:12; 6:23), así como dolor, relaciones rotas, frustración y las dificultades de un mundo bajo maldición (Gen. 3:16-19). Todo el Evangelio de Juan nos recuerda el hecho de que estamos en un mundo quebrantado por el pecado, en el que una mujer puede vivir en adulterio con un varón tras otro sin encontrar nunca la satisfacción que busca (Jn. 4:1-26), en el que un padre puede ver a su hijo enfermar y morir sin poder hacer nada al respecto (Jn. 4:43-54), en el que un joven puede quedar inválido y permanecer así por treinta y ocho años, postrado en el suelo y sin poder ayudarse (Jn. 5:1-9), en el que un ciego de nacimiento es abandonado -incluso por sus propios padres- para mendigar (Jn. 9:1-12), en el que los amigos y familiares enferman y mueren trágicamente (Jn. 11:1-44), en el que las personas traicionan a sus amigos por dinero (Jn. 13:11) y en el que el inocente es acusado falsamente, juzgado injustamente y asesinado con crueldad (Jn. 18 y 19). Pero quizás de todas las historias en este Evangelio, el capítulo 11 es el que refleja con mayor crudeza el dolor de la enfermedad y de la muerte. Casi podemos sentir la desesperación de Marta y de María al enviar por Jesús, y su decepción de no verlo llegar a tiempo para sanar a su hermano. Vemos las lágrimas, escuchamos el llanto de tristeza y el dolor que las siguientes palabras expresan: “Señor, si hubieras estado aquí…” (Jn. 11:21, 32). Son las palabras que expresan la duda de saber que Dios pudo haber hecho algo respecto a nuestra situación pero aparentemente no lo hizo. Y esto nos conduce a la segunda verdad que aprendemos en este pasaje 2. Jesús a veces no responde a nuestras peticiones exactamente como nosotros lo deseamos“¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera?” (Jn. 11:37), es la pregunta que se hicieron los judíos. Y aunque ellos se cuestionaban en incredulidad, nosotros que hemos leído el Evangelio desde su inicio sabemos que Jesús SÍ pudo haber evitado que Lázaro muriera. ¿No podía acaso Jesús sanar a Lázaro desde donde se encontraba, sin tener que acudir a él? ¡Por supuesto que sí! El mismo evangelio de Juan nos narra cómo Jesús sanó al hijo del “oficial del rey” que se encontraba “al borde de la muerte”, quien se curó exactamente en el mismo instante en que Jesús lo declaró (Jn. 4:46-53). Así que aunque Jesús pudo sanar a Lázaro sin tener que acudir a Betania, vemos que Él decidió no hacerlo de esa manera. Además, en este pasaje también leemos que Jesús, después de haber recibido la noticia acerca de Lázaro, retrasó su salida por otros dos días (v. 6); de manera que para el tiempo en que Jesús llegó a la ciudad de Betania, su amigo se encontraba ya en la tumba desde hace cuatro días (v. 39). Lo que observamos es que Jesús deliberadamente se retrasó en partir, para que cuando Él llegara con Su amigo, éste sea ya un cadáver en descomposición. Pero, ¿por qué lo hizo? Jesús les dijo a Sus discípulos por adelantado cuál era el propósito del milagro que ellos estaban a punto de presenciar. Por Sus palabras, podemos aprender lo siguiente. 3. Cada circunstancia en nuestra vida es ordenada por Dios para Su propia gloria y para el bien de los que creen en Él.Jesús les enseñó a Sus discípulos que tanto la enfermedad como la muerte de Lázaro, así como todas las circunstancias alrededor del evento tenían un doble propósito divino:
Si hay algo que aprendemos en el Evangelio de Juan es que cada circunstancia por la que atravesamos (incluyendo aquellas que producen dolor y sufrimiento) tiene un propósito establecido por Dios. ¿Recuerdan lo que Jesús le dijo a Sus discípulos cuando le preguntaron acerca del ciego de nacimiento (Jn. 9:1-3)? Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él. Según Jesús, la razón por la que aquel hombre estaba ciego no era por su pecado o el de sus padres, sino porque su ceguera serviría al propósito de manifestar las obras de Dios (que señalarían a Jesús como el Mesías). No sólo el Evangelio de Juan, sino que la enseñanza consistente de toda la Escritura es que: Dios, el Gran Creador de todo, sostiene, dirige, dispone, y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su sabia y santa providencia, conforme a su presciencia infalible y al libre e inmutable consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia. Pero en Su providencia, Dios no sólo gobierna todas las cosas para “la alabanza de [Su] gloria,” sino también para el bien de los que creen en Él. El apóstol Pablo enseña en la epístola a los Romanos: “sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien” (Rom. 8: 28). Muchas veces, en el momento mismo de la aflicción no podemos entender cómo determinada circunstancia es para el bien de los que creen en Él, pero con el paso del tiempo es posible llegar a ver la mano providencial de Dios en ella: Entonces dijo José a sus hermanos… Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto. Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas. (Gen. 45:4-9) Así que, ahora que conocemos un poco del propósito divino, podemos seguir estudiando este pasaje preguntándonos: 1. ¿Cómo estos eventos revelan la gloria de Dios? 2. ¿Cómo este milagro fortalece la fe de los discípulos? 4. Jesús se compadece de nuestro sufrimiento y llora con nosotros¿Cómo reaccionó Jesús cuando vio llorar a María? La primera reacción que Juan registra para nosotros es: “se conmovió profundamente” (v. 33). Esta frase traduce un término griego que era utilizado para describir el bufido de los caballos al entrar en batalla. Es una palabra que siempre sugiere ira o indignación. La segunda reacción que se registra es que Jesús “se entristeció” y “lloró” (v. 35). La actitud de Jesús era tan evidente que los judíos se dieron cuenta de cuánto amaba Jesús a Lázaro y a sus hermanas (v. 36). En resumen, vemos a Jesús: • Enfurecerse ante la muerte en el mundo de Dios. • Agitado por el dolor que la muerte causa. • Con una pena genuina por la muerte de un amigo. ¿Qué nos enseña esto acerca de Jesús? La combinación de ira, ansiedad y pena nos muestra la verdadera humanidad de Jesús y Su profundo amor y cuidado por Sus amigos. La reacción de Jesús ante la muerte de Lázaro también nos muestra cómo es Dios: • Él es un Dios de amor y cuidado. • Él muestra compasión, incluso ira ante la muerte en el mundo. • Él conoce la pena – Dios entiende lo que nos impacta. Jesús conoce nuestro sufrimiento y se identifica con Él y esa compasión es parte de Su gloria. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (Heb. 4:15) 5. Jesús vino al mundo para rescatarnos de este mundo quebrantadoUno de los principales errores que se comete al leer los Evangelios es concluir que Dios va a resolver todo dolor y sufrimiento de este lado de la eternidad. Leemos que Jesús sanó a los enfermos y resucitó a los muertos y erróneamente concluimos que el propósito de Dios es obrar esta misma clase de milagros todo el tiempo entre nosotros. Pero ésta conclusión pierde de vista el verdadero significado y propósito de los milagros realizados por Jesús. Primero, note la naturaleza temporal de esos milagros: El vino que Jesús milagrosamente obtuvo del agua se agotó con el paso de las horas. La multitud, después de haber comido de los panes y peces multiplicados sintió hambre al otro día. Lázaro, con el paso de los años volvió a morir y fue enterrado, probablemente en la misma tumba de la cual había salido. De la misma manera, todos aquellos que fueron sanados por el Señor pudieron volver a enfermarse o pasar aflicción. Ninguno de los milagros de Jesús constituyó una solución definitiva a nuestro quebrantamiento. Segundo, quiero que note la naturaleza limitada o selectiva de esos milagros. Observe la descripción que Juan hizo de la enorme cantidad de enfermos que estaba en el estanque de Betesda: “En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua” (Jn. 5:3) Y de toda esa multitud, ese día Jesús sanó tan solo a uno. Como hemos aprendido, Juan nos enseña que los milagros de Jesús no constituyen la principal razón por la cual Él vino al mundo. Éstos más bien eran señales que apuntaban hacia Su divinidad como el Mesías esperado. Los milagros eran señales hacia la verdadera obra de Salvación que Jesús iba a hacer en la cruz. La cruz –no los milagros– es la verdadera solución a nuestros problemas, pues la cruz es la solución para el origen de nuestros problemas: el pecado. En la cruz, Jesús murió en lugar de “el pueblo” para que este “no perezca” (v. 50) y sea salvo de sus pecados. La cruz es la que hace posible la esperanza de una resurrección que será definitiva y para siempre. Los milagros de Jesús son tan sólo una sombra de una realidad futura, una señal que apunta a una realidad consumada que aún aguarda a los que esperan el regreso del Señor: Un cielo nuevo y una tierra nueva en el que ya no habrá más muerte, no habrá más duelo, ni clamor, ni dolor (Apocalipsis 21:1-8) Reflexión finalA partir de la Caída, ha habido una maldición sobre la tierra la cual ha sumergido a todos sus habitantes en el desastre, las lágrimas, la enfermedad y la tumba. El pecado no era el propósito de Dios para el hombre. Todas las cosas en el mundo fueron creadas para el bien y la bendición del hombre, pero el pecado corrompió esa bondad y bendición y trajo en vez de ella la maldición. En el tiempo de Dios el pecado habrá terminado su curso y será destruido para siempre. Si Jesús pudo hacerlo con Lázaro, seguro que entonces Él puede levantar a los muertos de sus tumbas al final de los tiempos. Categorías: Sufrimiento.
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8/10/2016 0 Comentarios Yo Antes de Ti - Una ReseñaYo Antes de Ti (Me Before You en inglés) es una película de drama y romance que fue filmada en el Reino Unido y cuyo estreno se realizó en julio de este año. La película está basada en una novela homónima publicada en el 2012, la cual fue escrita por la periodista y escritora británica JoJo Moyes. Sinopsis de la películaLa película está protagoniza por dos personajes principales. El primero de ellos es un joven de treinta-tantos años llamado Will Traynor, el cual desde el principio se nos muestra como un exitoso hombre de negocios a quien la vida aparentemente le ha dado todo lo que uno puede desear (más adelante descubrimos también que sus padres son bastante acaudalados), pero que trágicamente un accidente de tránsito lo deja tetrapléjico. Antes del accidente Will era un muchacho atractivo, seguro de sí mismo, que disfrutaba de su empleo, de viajar constantemente y de practicar toda clase de deportes extremos. Amaba la vida. Después del percance Will se convirtió en un joven lleno de amargura con ninguna voluntad de vivir. La otra protagonista de la historia es Louisa Clark, una joven de veintiséis años a quien en apariencia la vida no le ha tratado tan bien. Ella, debido a las condiciones económicas de su familia ha debido renunciar a toda posibilidad de “realizar” sus sueños como por ejemplo; estudiar en la universidad y conocer cualquier otro lugar fuera del pequeño y aburrido pueblo de donde nunca ha salido. Desde temprano en su juventud Louisa se vio obligada a tomar un empleo “sin ningún futuro” como dependiente en un pequeño restaurante con tal de ayudar a sostener económicamente a su familia. Sin embargo, las circunstancia orillan al pequeño negocio a cerrar dejándola sin empleo. Louisa se embarca en una búsqueda frustante de un empleo tras otro, hasta que circunstancialmente es contratada por la madre de Will para básicamente servirle de compañía al joven. Después de unos días en su nuevo empleo, Louisa escucha a los padres de Will discutir y se da cuenta que el muchacho ha decidido practicar la eutanasia en Suiza. Enterarse de esta realidad la conmociona e inicialmente decide abandonar el empleo. Sin embargo, ella se convence que Will lo necesita y se decide a hacer todo lo que esté en sus manos por animarlo a continuar viviendo. Poco a poco logra convencer al joven a salir de su habitación y realizar diversas actividades como ir a conciertos, bodas y viajes. En el proceso, Louisa y Will se enamoran uno del otro y ella va llenándose de la esperanza de que al fin Will ha cambiado de parecer respecto a vivir. Sin embargo, ese no es el caso y finalmente Will decide terminar con su vida como lo había planeado desde hace mucho tiempo. Louisa se siente devastada por la decisión de Will pero por amor, y al comprender que nada podrá hacerle cambiar de opinión, decide acompañarlo en sus últimos momentos de vida, incluyendo el momento en que él lleva a cabo la eutanasia. ¿Cuál es el mensaje de la película?Desde cierto punto de vista, la trama de la película trata de comunicar la idea de que muchos de nosotros nos hemos conformado meramente a sobrevivir. Ya sea empujados por las circunstancias o no, muchas personas como Louisa se conforman con empleos y rutinas que aparentemente no llevan a ningún lado ni nos conducen a disfrutar en verdad de ésta vida que es la única que tenemos. La película transmite a la audiencia que es necesario “vivir con valentía”, con decisión, empujarse a uno mismo más allá de nuestras circunstancias y no conformarnos. Will le dice a Louisa que “sólo recibes una vida, así que en realidad es tu deber vivirla tan plenamente como sea posible.” Al parecer entonces, la película nos transmite un llamado a vivir intensamente, a disfrutarla ferozmente y no conformarnos con tan sólo “sobrevivir”. Con todo, el trama de la película también es una admisión de que existen circunstancias bajo las cuales la vida ya no vale la pena. Si bien Louisa tenía todavía la juventud y la salud (y después del fallecimiento de Will los medios económicos) para perseguir sus sueños y vivir con decisión, Will ya no poseía eso. Su vida ahora está marcada por la completa dependencia a los demás -hasta para las necesidades físicas más elementales-, los malestares y dolor constante. Ni siquiera le sería posible disfrutar todos los aspectos de una vida normal con Louisa. ¿Para qué quiere seguir viviendo? Yo Antes de Tí (la película) en ese sentido es una apología de la práctica de la Eutanasia. Toda la película está diseñada para que al final aceptes la idea de la muerte asistida como una salida digna, comprensible y moralmente correcta a situaciones como la de Will. Y si eres una persona que en verdad ama a alguien que se encuentra en una situación similar y que ha tomado la misma decisión, aunque no necesariamente compartirás su determinación aun así lo acompañarás en el proceso. Pero, ¿es la situación en verdad así de simple? ¿Cuáles son la implicaciones éticas, morales y espirituales de una decisión como la de Will? ¿Hay en verdad circunstancias que la justifican? Si observas cuidadosamente, te darás cuenta de que la película no está hecha para que te hagas esas preguntas. Más bien, está diseñada para que abordes el tema y llegues a tus conclusiones solamente desde una perspectiva meramente emocional y subjetiva. Ni siquiera la religión tiene que ver con esto. Dos momentos -muy pequeños- en la trama son tremendamente significativos. Uno de ellos es cuando Will visita la casa de los padres de Louisa por su cumpleaños, y la madre de la joven -que visiblemente es más religiosa que su marido- ora antes de la cena pidiendo a Dios que les permita aceptar y entender incluso las circunstancias más difíciles de la vida (recuerde, esta es una familia con fuertes problemas económicos y que vive al día). Will y Louisa, al escucharla abren los ojos y se voltean a ver el uno al otro con una sonrisa como de condescendencia, pues evidentemente la madre de Louisa no sabe lo que es tener que vivir todos los días bajo las condiciones de Will. Si lo supiera, quizás no oraría pidiendo estas cosas. El segundo momento significativo llega casi al final de la película en el que Louisa ha regresado a su casa con el corazón quebrantado después de hacerle ver a Will que ella no va a participar de su decisión ni lo acompañará en el proceso. Sin embargo, enfrenta dudas acerca de su forma de actuar y comparte el dilema con toda su familia quien se muestra comprensiva con excepción -claro está- de su madre. Ésta última -quien en la escena porta una cruz claramente visible en el cuello- se muestra completamente intolerante e incomprensible. Esta mujer se niega a ver lo complejo del asunto y lo ve todo desde una perspectiva muy cerrada y simplista: está mal y punto. Es así como estas dos escenas pretenden comunicar que el punto de vista religioso sobre el asunto es intolerante y actúa sin compasión hacia el dolor de las circunstancias como la de Will, por lo que no tiene derecho a una opinión en el asunto. ¿Cómo responder de manera cristiana a Yo Antes de Ti?Como cristianos, debemos reconocer que ante muchas situaciones tales como la del tema de la eutanasia -entre muchos otros asuntos controversiales-, no hemos sabido abordarlos con sabiduría y desde una perspectiva verdaderamente bíblica. Por supuesto, la muerte asistida es moralmente incorrecta y pecaminosa. Pero, ¿puede usted explicarme por qué? ¿O tan sólo puede decir como la madre de Louisa que la eutanasia está mal y punto, no hay nada más que discutir al respecto? Antes de seguir leyendo y conocer mi respuesta a la pregunta, le invito a que lo reflexione e intente dar su propia respuesta desde una perspectiva bíblica.
Recuerde, la sociedad actual vive desde una perspectiva naturalista, en la que la dignidad del ser humano ha sido trágicamente reducida en valor hasta ser igualada al mismo nivel de cualquier otra criatura o animal. Ciertamente, cuando un caballo se rompe una pata sin esperanza de que vuelva a recuperar su función, por compasión es sacrificado. También puedo recordar que hace varios años la mascota de un familiar fue “puesta a dormir” por una enfermedad que inevitablemente la llevaría a la muerte pero no antes de pasar por mucho dolor. Si hacemos eso con los animales por amor y compasión, ¿por qué no hacerlo con un ser humano? ¿Por qué no aceptar que es posible por amor ayudar a un ser querido a ahorrarse años de sufrimiento y terminar con su vida de una manera “digna”? Podemos empezar a dar una respuesta señalando que en la Escritura la vida humana tiene un valor y dignidad únicos por haber sido creada a imagen de Dios (Génesis 1 y 2). El hombre, a diferencia de los animales, es portador de la imagen divina que lo diferencia de los animales y esa imagen no se pierde sin importar si uno es tetrapléjico, tiene parálisis cerebral, se es inválido o se vive como pobre en condiciones de miseria. La cosmovisión bíblica también tiene una explicación para situaciones como la de Will: la entrada del pecado en el mundo. La realidad del pecado nos enfrenta con consecuencias en la creación que no eran parte del diseño original de Dios. En cierta manera, el pecado y sus consecuencias nos “deshumaniza” y nos pretende robar de nuestra dignidad. Caín juzgó que la vida de su hermano no era de valor (Génesis 4) y desde el principio creemos que la solución a nuestros problemas se encuentra ya sea en quitarle la vida a nuestro prójimo o a nosotros mismos. Los cristianos debemos afirmar estas verdades con compasión, reconociendo que ninguno de nosotros es ajeno totalmente a circunstancias como la de Will. Ciertamente, en la Escritura encontramos a muchos creyentes que en algún momento de su vida juzgaron que les era mejor morir que continuar viviendo, o que incluso desearon nunca haber nacido. Finalmente, la Escritura nos recuerda que la solución a nuestros problemas no es la muerte. La muerte no es nuestra aliada ante nuestro sufrimiento. Es un enemigo. Es el arma de Satanás para mantener esclavizadas a muchas personas. Pero la esperanza cristiana que debemos luchar por comunicar con la mayor claridad posible es que la muerte es un enemigo que ha sido vencido. Jesús, quien no fue ajeno al sufrimiento y las injusticias de esta vida, después de morir en la cruz resucitó de entre los muertos brindándonos la esperanza de que un día Dios reparará este mundo quebrantado por el pecado y sus consecuencias devastadoras no tendrán más cabida en nuestra existencia. Existe una esperanza y promesa para la pobreza y la miseria, para la enfermedad y la discapacidad, para la humillación de nuestra condición pecaminosa, pero que debemos aguardar hasta que sea una realidad consumada y por eso vale la pena vivir. Porque en verdad fuimos creados para vivir “tan plenamente” como nos es posible y esa plenitud se encuentra en Cristo. El testimonio de los fieles de la Biblia es que aunque sabemos que en esta vida nunca recibiremos la plena realidad de las promesas, aún así el futuro nos aguarda la realidad que todos anhelamos. En conclusión, creo que en esencia el principal defecto de Yo Antes de Mí no es que hace una defensa de la eutanasia. Su defecto radica en que al robarle la dignidad a una vida como la de Will, también se la ha robado a cada uno de nosotros. Por ejemplo, en este mundo caído hay personas que nunca podrán salir de una miseria que los sujetan a condiciones degradantes de vida. Otros han sido esclavizados en prostitución y drogadicción en contra de su voluntad. Hay quienes al llegar a su vejez se hacen tan dependientes de sus familiares como un tetrapléjico. ¿Estarían ellos también mejor muertos? ¿O existe una esperanza para su condición? El segundo gran defecto de la película es que aborda el dilema desde una perspectiva totalmente subjetiva. Pero nuestras emociones no son lo suficientemente firmes como para ser la base sobre la cual decidir qué es lo mejor para nosotros. Muchas personas juzgan que es mejor quitarse la vida a continuar viviendo una vida de “frustraciones.” Y es que ninguno de nosotros ha escapado a las consecuencias del pecado. Cada persona en este mundo está en cierta manera “atrapado” en circunstancias que hacen de su vida algo menos que ideal. Nuestras relaciones son menos que perfectas. Nuestros empleos no brindan perfecta y total satisfacción. Y todos estamos sujetos a la posibilidad de un evento en nuestra vida que nos cambie por completo. Así que cuando JoJo Moyes me invita a que busque con todas mis fuerzas a vivir plenamente, no puedo evitar hacerme la siguiente pregunta: ¿En un mundo como éste, qué significa en realidad vivir plenamente? En mi mente hacen eco las antiguas palabras del Evangelio: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Fuera del Evangelio no hay vida plena. ¿Recomiendo ver Yo Antes de Mí? No necesariamente. Si decide verla, le aseguro que no se va a aburrir. Pero sí le invitaría a que si toma esa decisión, la vea con los ojos bien abiertos. Observe más allá del romance y la música inspiradora. Incluso quizás pueda utilizar el filme como una oportunidad de reflexionar con su familia sobre la verdad del Evangelio y sus implicaciones, y compartir esta esperanza con sus hijos de una edad adolescente. "Sea cual sea la aflicción o el problema en el que se encuentre un hijo de Dios - ¡éste será todo el infierno que llegará a soportar! Cualquier eclipse que se pusiera sobre su nombre o estado es tan sólo una pequeña nube que pronto será soplada lejos - ¡y entonces su infierno habrá pasado! La muerte inicia el infierno de un hombre impío. La muerte termina el infierno de un hombre piadoso. Piensa dentro de ti: ¿Que es mi aflicción? No es nada más que un infierno temporal. En verdad, si todo mi infierno está aquí en la tierra - no es más que un infierno fácil. ¡Qué es la copa de aflicción comparada con la copa de la condenación! Lázaro no podía recojer ni una migaja; estaba tan enfermo que incluso los perros sentían lástima de él; y como si hubieran sido sus médicos, ¡Lamían sus llagas! Pero éste fue para él un infierno fácil - ¡los ángeles rápidamente lo sacaron de ahí! Si todo nuestro infierno está en esta vida - y en medio de este infierno tenemos el amor de Dios - ¡entonces ya no es más infierno, sino paraíso! Si todo nuestro infierno está aquí en la tierra, podemos ver su final; es tan profundo como la piel, no puede tocar el alma. Es un infierno que se vive cortamente. ¡Después de una aterradora noche de aflicción, viene el brillo del amanecer de gloria! ¡Ya que nuestras vidas son cortas, nuestra tribulaciones no pueden ser largas! Así como nuestras riquezas toman alas y vuelan alejándose - ¡así también lo hacen nuestros sufrimientos! Aprendamos entonces, a estar contentos, con cualquiera que sean nuestras circunstancias. Thomas Watson. No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. |
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