El 31 de octubre de 1517 un monje católico del orden agustino llamado Martín Lutero clavó en las puertas de la iglesia del Palacio de Wittenberg un documento que contenía 95 tesis cuyo propósito era refutar la actual enseñanza de la iglesia. Ésta es la fecha que tradicionalmente se considera como el inicio de la Reforma Protestante. Han pasado ya 496 años de aquel movimiento que Dios en Su providencia utilizó para que Su pueblo recobrara un entendimiento correcto de la verdad del evangelio. La salvación sólo por la fe en la sola obra de Cristo es la verdad del evangelio heredada a nosotros por cientos de hombres y mujeres quienes dieron su vida (muchos de ellos literalmente) para defenderla y darla a conocer a todas las personas. Sin lugar a dudas, la doctrina de la justificación por la fe solamente es una de las doctrinas más amadas y recordadas de la Reforma. Otro importante frente de batalla durante la Reforma Protestante estuvo en el terreno de definir quién era la autoridad final para la iglesia. Esta lucha se libró principalmente en dos áreas: La suficiencia y la perspicuidad de la Escritura. En otras palabras, se trataba de responder a las preguntas: ¿Es la Biblia por sí sola la única y suficiente autoridad dada por Dios para dirigir la vida y doctrina de la iglesia? ¿Es la Biblia clara en sí misma o necesitamos a otros para que nos la interpreten y la hagan entendible? Los oponentes católico-romanos de la reforma creían que la Biblia era insuficiente para decidir en asuntos de doctrina y que no era un libro entendible para la persona común. Ellos argumentaban que era necesario que el clero interpretara las Escrituras por el pueblo, siendo entonces el clero, y más específicamente, el papa, la autoridad final en la iglesia. Por el otro lado, los reformadores argumentaron que la Biblia y sólo la Biblia era el único fundamento de todo lo que creían como verdad. Ellos creyeron que cada cristiano debe buscar en la Biblia todo lo que necesita para la vida y la piedad. Que cada pensamiento de la mente y cada palabra de la boca debían conformarse a la Biblia. La idea de que sólo la Escritura es la única fuente de verdad fue el principal elemento de la reforma. Para los reformadores, nada era más importante que entender esto correctamente. Para ellos, la iglesia necesitaba un regreso a la fidelidad de las Escrituras. Su primer elemento en el programa de la reforma fue la suficiencia y claridad de las Escrituras para gobernar nuestras vidas. Como herederos de la Reforma, ¿tienen las iglesias evangélicas del día de hoy la misma confianza en la veracidad y la autoridad de la Palabra de Dios? ¿Qué tan importante es la Palabra de Dios en nuestras vidas? En muchas iglesias la Biblia ha sido funcionalmente rechazada para dar cabida a lo que podríamos obtener de alguna clase de ejercicio racional o de alguna clase de experiencia emocional. Nuestras mentes y nuestra experiencia se ha vuelto el juez último de los que es verdad y correcto. La ley de Jehová es perfecta, que convierte el almaEl primer título que encontramos nos dice que la Escritura es “ley” (v. 17a). La palabra hebrea traducida como “ley” es torah, cuyo significado básico es dirección, enseñanza e instrucción. Esta palabra enfatiza la naturaleza didáctica de la ley dada por Dios. Es decir, la ley de Dios no sólo establece una serie de reglas, sino que nos está instruyendo acerca de cómo vivir para la gloria de Dios y para nuestro gozo. David utiliza esta palabra para referirse a la Escritura como la suma de lo que Dios ha revelado para nuestra instrucción. Dios por medio de Su Palabra nos instruye, nos enseña y nos dirige en Sus caminos. Aquí encontramos lo que agrada a Dios y lo que le desagrada. Es la ley por la cual debemos vivir nuestra vida. David dice que esta ley de Dios “es perfecta”. “Perfecto” es la traducción de una palabra hebrea (tamim) encontrada muchas veces en el AT, cuyo significado es “entero, total, completo, íntegro”. Su sentido más común es el de ser “completo”, estar “entero” o de ser total (Lv. 3:9; Jos. 10:13). El término puede significar también “intacto” o “íntegro” (Ez. 15:5). El verbo derivado tamam significa “estar completo, terminado, ser consumado” (Génesis 47:18). Tamim no quiere decir perfecto en opuesto a imperfecto. Quiere decir perfecto en opuesto a incompleto. La Escritura es perfecta en el sentido de estar completa. Esta descripción conlleva la idea de algo que es tan comprensivo como para cubrir todos los aspectos de un asunto. En otras palabras, David está diciendo que a la Escritura no le falta nada para ser completa. Cuando sostenemos la Biblia tenemos en nuestras manos la revelación completa de Dios. Y si es completa, quiere decir que la Palabra de Dios es suficiente para nosotros. No necesitamos nada más. Es una instrucción completa por parte de Dios. Es completa como revelación de la verdad divina. No hay nada en ella que lleve a los hombres al error o al pecado. No hay nada esencial que el hombre necesite saber que no se encuentre en ella. La Escritura es comprensiva, encarna todo lo que es necesario saber para la vida espiritual. Todo lo que necesitamos para la salvación, para la vida cristiana y la santidad está en la Biblia: es completa, es perfecta. Todo lo que necesitamos para educar a nuestros hijos por el camino de la salvación está en la Biblia. Todo lo que necesitamos para dirigir nuestras finanzas está en la Biblia. Todo lo que necesitamos para tomar decisiones difíciles está en la Biblia. No necesitamos ayuda de la psicología para poder resolver nuestros problemas con el pecado. Tenemos la Palabra de Dios. Para ser dirigidos diariamente no necesitamos una revelación por sueño o profecía, tenemos la Palabra de Dios. La Escritura es suficiente. Es precisamente porque la Palabra de Dios es “completa” y “suficiente” que tiene el poder para “convertir”, “transformar”, para “revivir” o “refrescar” el “alma”, la persona interna, completa del hombre. La Escritura es tan poderosa y comprensiva que puede convertir o transformar a la persona entera, cambiar a alguien precisamente en la persona que Dios quiere que sea. La Palabra de Dios es suficiente para restaurar a través de la salvación aún la vida más quebrantada. El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencilloDavid expande el alcance de la suficiencia de la Escritura: “el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (v. 7b). La palabra hebrea `eduwth que se traduce como testimonio o testigo (cf. Ex. 25:16) nos describe a la Escritura como un testigo divino. La Biblia es la auto-revelación de Dios. Es el testimonio que tenemos de Dios acerca de sí mismo. Cuando leemos la Escritura estamos escuchando el testimonio de Dios acerca de sí mismo. La Biblia nos dice de parte de Dios: “este es quién soy, esto es lo que pienso, esto es lo que hago, esto es lo que deseo, esto es lo que me agrada, estas son mis promesas, esta es mi naturaleza”. La Biblia es el testimonio fiel de Dios de quien es Él y lo que requiere de nosotros. Además, se nos afirma que este testimonio es “fiel”. Esta palabra viene del hebrero 'aman que significa sostener, confirmar o ser fiel. Es utilizada en Gen. 42:20 para la acción de verificar una afirmación. En Ex. 28:59 y 1 Sam. 2:35 se utiliza para referirse a algo que es “permanente”, “duradero” y “firme”. En 2 Reyes 18:16 esta misma palabra es utilizada para referirse a los “quiciales” (al sostén) de una puerta. El autor inspirado por Dios nos está diciendo que la Palabra de Dios es un testimonio firme, inquebrantable e inamovible. Es un testimonio “seguro” (LBLA). La Escritura es segura en un mundo inseguro en su opinión. Es una verdadera y segura revelación de Dios acerca de sí mismo y de la realidad. Al afirmar que la Palabra es un testimonio fiel, David también nos está diciendo que es un testimonio “digno de confianza” (NVI). Es algo a lo que le podemos dar crédito, en el que nos podemos apoyar y descansar, en el que podemos confiar que no nos va a engañar. Es una revelación segura de la verdad divina, una dirección segura en la vida cristiana. Es un fundamento seguro para recibir consuelo y un fundamento seguro para una esperanza eterna. Podemos estar seguros que la Palabra de Dios no nos va a fallar. La Biblia nos provee de un fundamento seguro en el cual podemos construir nuestras vidas con toda confianza. Notemos que se nos hace la promesa de que cuando ponemos nuestra confianza y vivimos por el testimonio de la Escritura, ésta nos hace sabios. La palabra de Dios “hace sabio al sencillo”. La palabra traducida “sencillo” viene de una expresión que significa “una puerta abierta” en la que todo entra y todo sale. ¿Para qué sirven las puertas? Es un símbolo de discriminación. El simple no tiene criterio, no sabe qué dejar fuera y qué mantener dentro. Evoca la imagen de una persona ingenua que no sabe cuando cerrar su mente a enseñanzas falsas. No discierne, es ignorante y crédula. Pero la palabra de Dios lo hace “sabio” – uno que es hábil en el arte de la vida piadosa. Alguien sabio en los asuntos de la vida diaria es aquel que se somete a las Escrituras y sabe cuando aplicarlas a sus circunstancias. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazónDavid añade una tercera declaración acerca de la suficiencia de la Escritura: “los mandamientos de Jehová son rectos”. Aquí, la palabra traducida como “mandamiento” (hebreo piqquwd) tiene el significado de precepto, estatuto o mandamiento. Precepto se puede definir como: 1) Regla que establece un principio o 2) Instrucción que se entiende como regla. La frase “los preceptos de Jehová” habla de principios. En este sentido, la Escritura es llamada “los preceptos de Dios” porque establece los principios divinos para la vida cristiana. Es nuestra guía de carácter y de conducta. Dios, que es nuestro creador, sabe cómo debemos vivir para poder ser productivos para Su gloria, y Él ha colocado en la Biblia cada principio que necesitamos para una vida piadosa. Estos “preceptos de Dios” son “rectos”. Aquí, David utiliza el hebreo yashar. Esta palabra tiene el significado de derecho, plano, llano, adecuado, apropiado, correcto. En otras palabras, el significado es que la Escritura no es recta en el sentido de opuesto a incorrecta. Es un término hebreo que significa la dirección o el camino correcto. Establece un camino recto. Establece el camino a recorrer, por el cual debemos andar. En esta época, esta es una confianza maravillosa. Mucha gente está angustiada o abatida porque les falta dirección y propósito. La mayoría busca respuestas de los recursos equivocados. La palabra establece ante nosotros la ruta. Dirige nuestra vida por el camino correcto, por el camino fructífero, por el camino verdadero. El resultado de andar por el camino verdadero que la Biblia establece es alegría en el corazón. El gozo está ligado a la obediencia. El camino del gozo en la vida cristiana es la obediencia. Esto es porque la obediencia proporciona una conciencia limpia. La santidad limpia nuestra conciencia. La conciencia nos excusará, no nos acusará. La Palabra de Dios nos da los principios que establecen el camino correcto a seguir, y cuando andamos por ese camino el resultado es experimentar un gozo profundo y permanente. Concluye en la siguiente entrada.
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La verdad de que Dios ha hablado a la humanidad -particularmente a Su pueblo- es un tema importante a lo largo de toda la epístola a los Hebreos (vea por ejemplo Hebreos 2:2-3; 4:12; 6:5; 12:25). El pueblo de Dios nunca ha tenido duda respecto a ello: Dios se ha revelado a Sí mismo y ha comunicado Su voluntad a Su pueblo. Sin embargo, en la actualidad los cristianos evangélicos no parecen estar de acuerdo en la forma o los medios en que Dios actualmente habla a la Iglesia. Nuestro texto declara que Dios en tiempos pasados habló “por los profetas”. La Escritura nos enseña que los profetas fueron personas escogidas por Dios y capacitadas por Él para el oficio de revelar Su voluntad a los hombres. En el pasado, Dios decidió utilizar a estos hombres como el medio de comunicación entre Él y Su pueblo. Dios reveló por medio de los profetas Su carácter, Sus atributos, Sus mandamientos y Su voluntad para con los hombres. Hebreos 1 también destaca que Dios utilizó “muchas maneras” para comunicarse. La palabra griega polutropos (polus, muchos, tropos, giro, manera, forma de hacer), significa literalmente “mucho giro”, por lo que se puede traducir como “en muchas maneras”. [Esta palabra] Expresa una variedad en cuanto a la forma o modo... Se refiere a las diversas formas de comunicación, -visiones, sueños, apariciones de ángeles y comunicación verbal... Hubo también otra variedad en la forma: algunas veces por medio de lenguaje claro, y otras por símiles o parábolas. Por ejemplo, a Moisés se le reveló en una zarza ardiente que no se consumía (Éxodo 3). La Biblia nos enseña que por varias décadas después Dios reveló por medio de Moisés la Ley que gobernaría al pueblo de Dios. Esto lo hacía hablando cara a cara con Moisés (Números 12:6-8), quien luego comunicaba al pueblo la palabra de Dios. A otros profetas se les reveló por medio de visiones. A Isaías, por ejemplo; se le manifestó en aquella visión excelente de Su majestad y gloria, la cual llenaba el templo (Isaías 6). Ezequiel tuvo la visión de los cuatro seres vivientes y de las ruedas que representan la omnisciencia y omnipresencia de Dios (Ezequiel 1). Por su parte, los profetas hicieron uso de diferentes medios para comunicar la verdad revelada. Isaías la comunicó al pueblo por medio de anuncios y predicciones (profecías). Jeremías lo hizo por medio de diferentes representaciones, como el hecho de comprar una vasija de barro para quebrarla en presencia del pueblo (Jeremías 19). Dios le mandó a Oseas que se casara con una ramera, la cual le abandonaría; para ejemplificar ante el pueblo su infidelidad al Señor. En ocasiones Dios obró por medio de los profetas grandes señales y milagros que servían para confirmar el mensaje enviado. Por ejemplo, Dios confirmó la veracidad de la predicación de Elías al parar la lluvia y luego al hacer llover, más adelante al derramar fuego del cielo que consumiera el sacrificio en el altar inundado de agua (1 Reyes 17 y 18). En la actualidad, hay creyentes que desearían que Dios les hablara de la misma manera que a los profetas del Antiguo Testamento. Hay otros que afirman que aún lo sigue haciendo. Sin embargo, los primeros versículos de la epístola a los Hebreos dejan bien en claro que existe una diferencia importante entre la manera en que Dios comunicó Su Palabra antes de la venida de Cristo y después de ésta. Cuando el autor dice “En otro tiempo” se está refiriendo a los tiempos del Antiguo Testamento. La frase “Estos postreros días” se refiere al período Neotestamentario en adelante. El Nuevo Testamento enseña que la venida de Cristo marca nuestro presente período de tiempo como los “últimos días” que los profetas prometieron. Esto quiere decir que, si bien todas estas maneras arriba mencionadas parecen ser una forma espectacular y deseable de recibir comunicación por parte de Dios, nuestro texto afirma que ésta clase de revelación no dejaba de ser una revelación parcial o incompleta. Por otro lado, tampoco dejaba de ser una revelación a través de medios humanos y terrenales. Sí, muchos profetas habían tenido grandes visiones de la gloria y de la majestad de Dios, pero en general el pueblo no recibía esta clase de visiones. El Hijo de Dios es colocado en oposición a los profetas [y] las diversas y múltiples formas de hablar que Dios adoptó en relación con los padres, hasta llegar a la última revelación que nos fue dada en Cristo. Por ejemplo, la palabra griega en Hebreos 1:1 polumeros (cf. “polímero”), que se traduce -extrañamente- como “muchas veces” (RV60) o “en muchos tiempos” (NVI), literalmente significa “en muchos fragmentos” (de polus, muchas, y meros, parte). La palabra es un adverbio que significa “en muchas partes" o “en muchas porciones”. En otras palabras, si bien Dios se comunicó a los profetas por medio de visiones, sueños y voz audible, con todo dicha clase de revelación no dejó de ser parcial o fragmentada. Era una revelación parcial y no completa. [La palabra polumeros] Expresa variedad en cuanto a las partes o porciones... las “partes” claramente se refiere a las diversas porciones de la revelación comunicada... en las diferentes épocas de la historia del mundo... Una versión más literal es “en varias partes” La diversidad de visiones y medios usados en el Antiguo Testamento indicaban que existía un estado de cosas no definitivo, como cuando algo se pone en orden... se deduce que tal diversidad era evidencia de imperfección. El autor de la epístola a los Hebreos nos declara que ése estado de revelación parcial, fragmentada e incompleta ha alcanzado su perfección o ha sido completado en Jesucristo. Cristo, como el Verbo encarnado, nos ha traído, por decirlo así; “la versión completa” de la revelación de Dios. Por lo tanto, se deduce que aquellas formas de revelación ya no son necesarias, pues tenemos la plenitud de la revelación de la gloria de Dios en la persona y la enseñanza de Jesucristo. Cristo es descrito como aquel en quien Dios ha hablado “en estos últimos tiempos". En vez de una revelación fragmentaria, la suya es completa; en vez de ser temporal, es permanente; en vez de ser preparatoria, es final; en vez de venir a través de subordinados, está personificada en Aquel que es Supremo... la revelación de Cristo se ve como superior a la del Antiguo Testamento en relación a su carácter, tiempo, destino y agente. Cuando habla de los postreros tiempos, insinúa que ya no hay razón para esperar una nueva revelación; porque lo que Cristo trajo consigo no fue algo eventual sino definitivo. El título de esta entrada plantea una pregunta importante de responder. Sé que al final no proporciono una respuesta completamente satisfactoría. Sin embargo, creo que parcialmente se apunta a un argumento importante a considerar que igualmente se puede plantear a manera de pregunta: “¿Por qué querríamos que Dios siguiera comunicándose con nosotros por medio de sueños o visiones, si claramente la Escritura nos presenta tal clase de comunicación como fragmentada, imparcial, apuntando hacia adelante hacia una plena revelación de Dios en la persona de Jesucristo?” En Cristo tenemos la plenitud de la revelación de Dios, y ahora tenemos Su Palabra inspirada que nos señala hacia Su persona y hacia la verdad del Evangelio. En resumen, el pasaje de Hebreos 1:1-3 nos apunta hacia un estado de revelación completo y perfeccionado en la persona de Cristo. Si Dios ha hablado por última vez, es conveniente que nos detengamos en eso... En resumen, el límite de nuestra sabiduría está fijada por el evangelio. 22/2/2010 0 Comentarios Recuperando el enfoque correctoHace un par de días leía del capítulo 2 del Evangelio según San Marcos. Los primeros trece versículos del capítulo narran la milagrosa curación que Jesús realiza en un paralítico. El texto sagrado dice lo siguiente (note que los énfasis en cursiva son añadidos): Habiendo entrado de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y El les exponía la palabra. Entonces vinieron a traerle un paralítico llevado entre cuatro. Y como no pudieron acercarse a El a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde El estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo*: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decirle: "Levántate, toma tu camilla y anda"? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo* al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante. Debo confesar que, al iniciar mi lectura del pasaje; tuve aunque por un instante el pensamiento de que nuevamente iba a leer una historia que ya conocía. Por supuesto, no es la primera vez que leo este texto. Incluso puedo recordar que ya he sido enseñado por medio de el. Aunque no puedo precisar con detalle, estoy seguro que numerosas veces he sido expuesto a esta narrativa, ya sea mediante una predicación o la lectura de algún libro cristiano. Mientras leía, rápidamente venían a mi mente las numerosas "lecciones" que he aprendido a través de este pasaje. Quizás estas "lecciones" las haya escuchado y aprendido usted también. Éstas se pueden resumir con alguna de las siguientes frases: 1. "Noten la fe de los cuatro amigos del paralítico. Su fe era tan grande, que ellos no se detuvieron ante la adversidad. Aunque tuvieron enfrente una gran barrera, ellos lucharon por llegar a Jesús. Es más, el mismo pasaje resalta cómo Jesús se fijó en la fe de ellos (v. 15) y en respuesta a esa fe, Jesús pudo obrar en sus vidas". 2. "Noten la incredulidad de los escribas. No sean incrédulos como ellos. Al contrario, tengan la fe del paralítico y de sus amigos". Estoy bastante seguro que, si bien no con exactamente las mismas palabras, la idea principal de estas enseñanzas "clásicas" que usted ha escuchado es la misma. El énfasis de estas frases (y otras parecidas) está en que todos debemos procurar tener y ejercer la fe de éstas personas. Del lado opuesto, debemos evitar ser como los escribas incrédulos. Si tenemos fe - y sobre todo, mucha fe -, entonces podemos esperar ver a Dios obrar. Por el contrario, si no tenemos fe, no podemos esperar que Dios responda. Ahora, si bien no quiero negar la importancia de que debamos imitar la fe de los creyentes de la Biblia, yo me pregunto: ¿es ésto lo que el pasaje primordialmente está enseñando? ¿Estos son los pensamientos con los cuales me debo quedar al leer este texto? Tras pensarlo un poco más, encuentro que la respuesta es la siguiente: NO. Esa NO es la enseñanza del pasaje. Al menos, no es la enseñanza principal del texto. Podría ser una enseñanza secundaria o consecuencia de la idea principal que el Evangelio nos quiere comunicar. Pero no es la substancia. La verdad principal del texto es una más gloriosa y con una mayor esperanza para el lector. Note que si nos quedamos solamente con las ideas previas mencionadas, hemos reducido el texto de la Biblia a una enseñanza centrada en el hombre. En esencia, estamos equivocándonos pensando que los personajes principales de la historia son el paralítico y sus amigos (por el lado de los buenos) y los escribas murmuradores (por el lado de los malos). Pero no, ellos no son los protagonista de esta historia. El único y verdadero protagonista del relato es Jesús. Los demás son sólo personajes secundarios dentro de la historia principal. Estoy convencido que ése es el énfasis del pasaje. Después de todo, según el Evangelio, es a Jesús -y sólo a Jesús- a quien todos querían ver en aquel día. Note que la multitud se ha agolpado, pero no para escuchar a los escribas. Tampoco estaban esperando que el grupo del paralítico y sus amigos entraran en escena para recibirlos con aplausos. Para nada. Es más, la atención estaba tan concentrada en Jesús, que a nadie le importó que aquel grupo de cinco personas quisiera entrar a la casa. Todavía más, ni siquiera se menciona el nombre de ninguno de ellos, o alguna palabra que ellos dijeran. Su aparición es importante. Pero no es importante por ellos, ya que ni siquiera su nombre se comenta. Es importante por lo que Jesús hace con ellos y en ellos. Es importante observar que tampoco las críticas de los escribas son hacia el paralítico o sus amigos. Ellos no dicen: "¡Qué equivocados están estos! ¡Cómo pueden tener tanta fe en alguien como Jesús". No, ellos están pendientes y reaccionan a los actos y palabras de Jesús. Cristo y solo Cristo, es el centro de atención de todo el pasaje. Por lo tanto, para obtener la enseñanza principal del texto no debemos fijarnos ni en la fe del grupo de amigos ni en la incredulidad de los escribas. Debemos fijarnos más bien en las declaraciones que Jesús hace sobre sí mismo, y lo que el escritor sagrado añade como comentario: 1. Jesús dice: "Tus pecados son perdonados" (v. 5). 2. El escritor afirma que Jesús conocía los pensamientos de los escribas (v. 8). 3. Jesús se declara con autoridad para perdonar pecados (v. 9). 4. Jesús demuestra esa autoridad dando sanidad al paralítico (v. 10). Creo que sólo cuando meditamos en estas verdades es que podemos obtener la enseñanza principal de este pasaje y ser bendecidos con un gozo verdadero y darle toda la gloria a Dios solamente. Porque después de todo, si el énfasís está sólo en el hombre (en este caso en el grupo de cinco amigos y su gran fe), ¿cómo puedo yo obtener esperanza? Puedo ser exhortado y animado a tener tanta fe como ellos, para que pueda ver a Dios obrar en mi vida. Pero, ¿qué clase de buena noticia sería esta si lo que tanto espero depende de que tanta fe le traiga a Dios para impresionarlo y hacerle actuar? ¿Cómo sé que llegado el momento de la verdad produciré esa fe? Conociéndome, creo que si llego a tener fe, ésta no estará completa y perfectamente libre de duda o temor. O tal vez mi condición sea peor que la del paralítico y por lo tanto no tenga yo nunca la fe suficiente para recibir la sanidad. No. Un mensaje centrado en el hombre nunca traerá esperanza y gozo. Nunca le dará la gloria a Dios. Pero si en verdad comprendo lo que el pasaje enseña, me daré cuenta que Cristo es Dios mismo encarnado. Que Cristo tiene toda la autoridad y el poder de perdonarme y de sanarme. Que el obrar de Dios no está limitado por mi fe o por mi pobre condición, sino que Dios obra y se glorifica en pobres personajes secundarios como yo, necesitados de Él, ya sea que tengamos poca o mucha fe. Creo que ése el enfoque correcto con el cual se debe entender este pasaje. Creo que, al menos en mi caso, tengo que pedir a Dios que por medio de Su Espíritu me ayude a superar cualquier idea preconcebida centrada en el hombre, y me guíe para recuperar el enfoque correcto de la Palabra donde Dios y Su Hijo Jesucristo están en el centro de todo. Porque sé que recuperando el enfoque correcto de la Biblia, recupero también la verdadera esperanza y el gozo, y Dios es verdaderamente glorificado con mi respuesta, centrada en Dios, no en que tanto pueda yo hacer por Él. Etiquetas: Escrituras / Evangelio
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