"Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, que has desplegado tu gloria sobre los cielos! Por boca de los infantes y de los niños de pecho has establecido tu fortaleza, por causa de tus adversarios, para hacer cesar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has establecido, digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides? ¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronas de gloria y majestad! Tú le haces señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies: ovejas y bueyes, todos ellos,
y también las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar, cuanto atraviesa las sendas de los mares. ¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!" -- (Salmo 8:1-9 LBLA)
Esta mañana tuve la oportunidad de leer el Salmo 8. Este himno es definitivamente un poderoso llamado a adorar a nuestro Dios debido Su gloria y majestad que son manifiestas en la creación. El Salmo 8 llama al lector a inmediatamente expresar alabanza a Dios de alguna manera. Sin embargo, al meditar por un momento en el contenido de este Salmo, me encontré siendo inspirado a adorar a Dios de una manera que considero que los cristianos pocas veces consideramos o tenemos en cuenta como un medio real y bíblico de expresar nuestra adoración: con el trabajo. A continuación me gustaría explicarme.
En el Salmo 8 tenemos una poderosa declaración de la suprema majestad y de la gloria de Dios, así como de su infinita grandeza que se encuentra por encima de nosotros su creación. La extensión y sorprendente grandeza del universo creado no son mas que un claro reflejo de la infinita grandeza y majestad de Su Creador. Pero el texto no solo enseña esto. Las palabras del salmista también nos indican que si Dios es el creador de todo lo que existe, entonces también es Su Señor. Dios gobierna y dirige toda Su creación, incluyéndonos a nosotros. Es por eso que este Salmo se dirige a Dios como “Señor nuestro” e indica que Dios es el poseedor y dueño de lo que existe: los cielos son declarados como los cielos de Dios. Al leer esta porción de la Escritura, podemos imaginarnos al escritor sagrado quien, al contemplar en los cielos la grandeza De Dios y Su gloria, se siente profundamente humillado y se da cuenta que su lugar delante de Dios es el de estar postrado adorando. La conclusión es lógica: El ser humano delante de Dios no es nada. Es menos que una pequeña gota de agua junto al vasto océano. Es menos que una pequeña mota de polvo junto a los astros gigantescos de las galaxias. Y sin embargo, una de las mas sorprendentes y hermosas verdades de la Escritura es también expresada: Dios se ha complacido también en revelar su grandeza y en ser glorificado en criaturas tan pequeñas como nosotros. En el texto, observamos cómo Dios se complace en la adoración de los más pequeños (v. 2). El ser humano, aún siendo pequeño delante de Dios, por voluntad de Su Creador ha sido elegido para demostrar como ninguna otra criatura en todo el universo la gloria de Dios a través de ser portador de Su imagen. El ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios. Esta afirmación tiene muchas implicaciones y su significado es muy amplio, pero en el contexto de este Salmo es evidente que el haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, significa manifestar Su gloria fungiendo como una especie de representante de Dios ante la creación. El ser humano ha sido puesto en la tierra para gobernarla: todas las creaturas están puestas bajo su dominio. Así que el ser humano, al sojuzgar y dominar sobre el resto de la creación, no demuestra su propia grandeza (como muchos quisieran creer), sino más bien expresa y refleja la grandeza misma de Dios. El brillo de la aparente grandeza del hombre no es un brillo propio sino más bien el reflejo del fulgor de la gloria del Dios vivo y verdadero. Dos conclusiones acerca del trabajo podemos obtener de este Salmo. 1. Tu trabajo es una manera de manifestar la gloria de Dios, por pequeño que este aparente ser
Las personas solemos medir la importancia o el valor de un empleo de acuerdo a diversos estándares, algunos de ellos equivocados (como cuanto dinero o ganancias produce) y otros correctos (como el potencial de ayudar a otro ser humano). Sin embargo, el valor intrínseco del trabajo y su potencial de adorar a Dios radica principalmente en que todo empleo lícito es un reflejo de la gloria de Dios como imagen suya. Si de alguna manera tu trabajo te permite expresar la persona y el carácter de Dios, alégrate porque es en sí mismo una expresión de adoración, sin importar lo pequeño o poco relevante que pudiera parecer ante la sociedad. Recuerda, Dios se complace en la adoración de los más pequeños a la vista del hombre.
2. La gloria relacionada a tu trabajo no es tuya, le pertenece a Dios
Las personas también suelen utilizar su empleo como la base de su identidad o como una medida de comparación con otras personas . Un individuo es considerado más o menos importante según la naturaleza del trabajo que realiza. Muchos de nosotros estamos inclinados a atribuir mayor importancia a determinados empleos. De la misma manera, tendemos a respetar y tratar mejor al gerente de un corporativo que aquel que asea las instalaciones u oficinas de ese corporativo. Pero la Palabra de Dios no da lugar a esa clase de distincione. La aparente gloria del gerente empresarial no le pertenece a el, mas bien debe ser atribuida al creador y sustentador de todo lo que existe. De la misma manera, el valor y dignidad de la persona que realiza el aseo no radica en la naturaleza de su trabajo, sino en el hecho de que ese trabajo le permite de alguna manera reflejar la imagen de Dios al mundo y es un ejercicio del dominio que Dios le ha dado al hombre sobre la creacion. Es importante que recordemos que nuestro trabajo no fue diseñado para que nosotros seamos exaltados el día de hoy, sino Dios.
En conclusión
Definitivamente, el día de hoy acudiré al trabajo con un fuerte ímpetu de adorar a Dios, aun en las pequeñas cosas que pueda emprender. Deseo hacer las cosas de manera consciente como un acto de adoración a Dios, principalmente por que esas labores son una manifestación de Su propia gloria. Espero que tu también lo puedas hacer.
0 Comentarios
20/5/2014 0 Comentarios Conocer y amar a DiosSi vamos a amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, debemos conocerlo verdaderamente. Debemos conocerlo como realmente es, no como nos imaginamos que es. Debemos afrontar al Dios que se ha revelado en las Escrituras. -- Stephen Altrogge en el libro "Untamable God" ¿Todo esto que significa?Bueno, quizás alguno se está preguntando, ¿adónde llegamos con todo esto? ¿Qué significado tiene todo esto acerca de lo que será el cielo y nuestra futura vida en él? ¿Qué dice acerca de nosotros y de quién es Dios? Creo que todo lo que hemos dicho nos indica al menos dos cosas: 1) El cielo es un lugar completamente superior al que nos podamos imaginar. Muchos de nosotros nos hemos formado una idea del cielo según nuestros deseos particulares y nuestra experiencia aquí en la tierra. Esperamos que el cielo sea un lugar en el que la dicha y la felicidad sean como la dicha y la felicidad que experimentamos en esta vida. En nuestra forma limitada de pensar, se nos ocurre que la felicidad verdadera tiene que involucrar la ausencia de cualquier pesar o pensamiento triste. Respecto a esto quisiera de nuevo citar a John Piper: ¿Hay remordimiento en el cielo? ¿Puede el pesar ser parte de un cada vez mayor gozo indescriptible de la era por venir, comprada por Jesucristo (Romanos 8:32)? Mi respuesta es sí. Estoy al tanto de promesas como Apocalipsis 21:4, "Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni habrá llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron." Pero no creo que esto excluya "lágrimas de alegría" o un "pesar gozoso"… Esto significa que el pesar no arruinará el cielo. Habrá toda clase de gozos, y complejidad de felicidad, y combinaciones de emociones en el cielo de las cuales jamás hemos soñado. 2) La diferencia entre Dios y nosotros es mayor que la que creemos. El pensamiento de una persona sufriendo en el infierno es de por sí triste y horroroso, sea o no que pensemos en alguien que conozcamos. Sin embargo, Dios puede estar consciente de la presencia de millones de seres sufriendo el castigo eterno que merecen y ese conocimiento no le roba el menor grado de felicidad. De alguna manera, la perspectiva que Dios tiene de las cosas, de Su perfección, del aborrecimiento que tiene hacia el pecado, de lo justo del castigo eterno; es completamente diferente a nosotros y más allá de nuestras capacidades. Los caminos de Dios no son nuestros caminos y Sus pensamientos no son nuestros pensamientos. Sin embargo, nuestra esperanza es que algún día Dios perfeccionará nuestros pensamientos y emociones. Ciertamente, jamás -aún en el cielo- podremos ver las cosas completamente como Dios las ve. La profundidad de una mente infinita no puede verterse en la superficialidad de una mente finita. Pero con toda seguridad veremos con mucha mayor claridad la santidad de Dios, lo horroroso del pecado y la justicia del castigo eterno del infierno. La relación con la gloria del Cordero que fue inmoladoPara finalizar, quisiera decir que si hay algo que está claro en la Biblia, es el hecho de que en el cielo todas las personas estarán conscientes del sacrificio expiatorio del Cordero, y tendrán siempre memoria de Su muerte en la cruz del Calvario. La Escritura nos enseña que en el cielo continuamente se adora a Dios y al Cordero por su obra de redención al morir por los pecadores (Apocalipsis 5:8-14). Esto quiere decir que en el cielo sen tendrá consciencia del sufrimiento más injusto e inmerecido en toda la historia de la humanidad. Todo mundo recordará la traición más grande y el dolor tremendo de la cruz y el abandono sufrido por el mismo Hijo de Dios, al recibir la ira que nosotros merecíamos. Y será motivo de adoración. ¿Por qué entonces Dios no permitiría que recordemos nuestros propios sufrimientos si dichos recuerdos incluso al presente son una causa de adoración a Su nombre? La alabanza continua al Cordero significa que podremos recordar el pecado más grande de la humanidad. ¿Por qué Dios no permitiría que recordemos nuestros propios pecados, los mismos pecados que llevaron a Cristo a la cruz? La alabanza contínua al Cordero significa que por siempre recordaremos que Dios es moralmente perfecto, tres veces santo, al grado que para salvar a la Iglesia que amó se requirió del sacrificio sustitutorio de Su propio Hijo, pues el pecado no puede quedar sin paga. ¿Por qué Dios no permitiría que estemos conscientes de que hay un lugar donde el más mínimo pecado está recibiendo la justa ira que se merece?
Estaremos conscientes de las personas que no están en el cielo, en virtud de su relación con el Cordero que fue inmolado. Estaremos también conscientes de los que sí están, en virtud de su relación con la cruz del Calvario. Podremos recordar nuestros pecados pues tendremos presente que fueron la causa de la muerte de Cristo y cómo la sangre del Cordero nos ha limpiado de toda culpa. Sí, estoy convencido de que el cielo será un lugar para recordar, pues el cielo será un lugar para adorar. Etiquetas: Adoración / Gloria de Dios
|
Archivos del blogAgosto 2017 Julio 2017 Junio 2017 Abril 2017 Marzo 2017 Febrero 2017 Enero 2017 Diciembre 2016 Noviembre 2016 Octubre 2016 Septiembre 2016 Agosto 2016 Julio 2016 Junio 2016 Mayo 2016 Abril 2016 Marzo 2016 Febrero 2016 Enero 2016 Diciembre 2015 Noviembre 2015 Octubre 2015 Septiembre 2015 Agosto 2015 Julio 2015 Junio 2015 Mayo 2015 Abril 2015 Marzo 2015 Febrero 2015 Enero 2015 Diciembre 2014 Octubre 2014 Septiembre 2014 Agosto 2014 Julio 2014 Junio 2014 Mayo 2014 Abril 2014 Marzo 2014 Febrero 2014 Enero 2014 Diciembre 2013 Abril 2013 Enero 2013 Diciembre 2012 Marzo 2012 Mayo 2011 Febrero 2011 Enero 2011 Diciembre 2010 Noviembre 2010 Julio 2010 Junio 2010 Mayo 2010 Abril 2010 Marzo 2010 Febrero 2010 Enero 2010 Diciembre 2009 Noviembre 2009 Octubre 2009 Septiembre 2009
|
Fotos utilizadas con licencia Creative Commons de Neticola, Brett Jordan, Anna & Michal, chriswasabi, Ryk Neethling