Puente de espías es una película de drama y suspenso cuyo estreno en cines se realizó en octubre del año pasado, es protagonizada por el reconocido actor Tom Hanks y fue dirigida por el famoso Steven Spielberg. La trama de la película gira alrededor de sucesos de la vida real ocurridos en los años 60 -en medio de la denominada Guerra Fría- principalmente en los Estados Unidos y en la entonces denominada República Democrática Alemana (la Alemania del Este). El filme tuvo en general buena aceptación en el público y en la crítica especializada, recibiendo seis nominaciones a los premios Oscar (Mejor película, Mejor actor de reparto, Mejor guión original, Mejor banda sonora, Mejor diseño de producción y Mejor mezcla de sonido). En breve, Puente de espías está basada en los eventos relacionados con la detención en los Estados Unidos de un espía del servicio secreto soviético (Rudolf Abel), así como su posterior enjuiciamiento y condena. Abel posteriormente fue utilizado por el gobierno estadounidense para negociar un intercambio de prisioneros con el gobierno ruso, logrando así la liberación de un piloto americano (Gary Powers) quien fue derribado y capturado en territorio de la entonces Unión Soviética mientras realizaba sobrevuelos con propósitos de espionaje. En específico, la película se centra en el carácter y papel del abogado de seguros James Donovan (protagonizado por Hanks), a quien se le asignó primero la labor de defender a Abel durante su juicio, así como posteriormente negociar el intercambio de prisioneros. Uno de los aspectos que más me agradaron de la película es que ésta intenta narrar una historia de la vida real, sin estar empapada del clásico sentimentalismo y patriotismo estadounidense -en el que se exalta sobremanera al gobierno, valores y sociedad norteamericana- y que está presente en muchas obras de este tipo. En mi apreciación, los escritores del argumento intentaron mostrar una perspectiva más apegada a la realidad, en la que en muchos sentidos el gobierno democrático estadounidense actúa exáctamente igual que su contraparte comunista rusa. Esto lo podemos observar en la actitud en cierto sentido hipócrita del gobierno americano al cual sólo le interesaba dar la apariencia al mundo de haber ofrecido un juicio justo a Rudolf Abel, aunque tras bambalinas todos sabían (juez, fiscal, defensores) que sólo habría un resultado del proceso: encontrar culpable a Abel y condenarlo a muerte. También lo podemos ver en el falso interés de las agencias de inteligencia y del gobierno de recuperar a Powers de su aprisionamiento, preocupados más bien por la posibilidad de que el piloto revele información secreta valiosa en el desarrollo de la Guerra Fría y no tanto por el bienestar mismo de la persona. Puente de espías también nos muestra que, en cierto sentido; la sociedad democrática de los Estados Unidos no es tan diferente de la sociedad comunista y restringida de la Alemania del Este. Por ejemplo, si bien es cierto que los norteamericanos gozaban de libertad en general, también se muestra que en cierto sentido no vivían libres del temor de ser objetos de un ataque nuclear. Temor que también se muestra como particularmente adoctrinado en la sociedad por parte del gobierno a través de las escuelas y los medios de comunicación. También se nos muestra cómo los miembros de cualquier sociedad (incluyendo la estadounidense) pueden odiarse y no comprenderse entre sí mismos. Esta es una realidad que no podemos evitar porque ninguna sociedad está libre de los efectos del pecado, por perfecto que el sistema democrático nos pueda parecer. Este hecho nos recuerda que lo que la humanidad necesita no es la democracia y la libertad que un gobierno puede proveer, sino el rescate y transformación que el Evangelio proporciona. Por otro lado, este mismo contraste entre lo mejor y lo peor de la humanidad se nos presenta en el protagonista de la historia, James Donovan. En su primera aparición en escena se nos muestra a Donovan como un frío abogado de seguros, cuyo único objetivo es defender los intereses de la empresa a la cual representa, sin importar que en medio de todo hay personas heridas de por medio. Más adelante, observamos un cambio en Donovan, quien es una persona capaz de recordarnos lo mejor del sistema de libertades y garantías de una sociedad libre, así como de buscar desinteresadamente la libertad de dos personas a quienes siquiera conoce y sin importarle el costo personal que tiene que pagar. Por último, Puente de espías nos recuerda que el verdadero servicio al prójimo es sacrificado y no necesariamente recompensado. Mientras Donovan procuraba la defensa de Rudolf Abel, siempre fue objeto del odio y ataque de sus compatriotas e incluso de la incomprensión de su propia familia. Es interesante observar el contraste entre dos escenas particulares en las que se muestra a Donovan viajar en el metro: la primera en la que es reconocido prácticamente por todos los otros ocupantes del vagón quienes a su vez le muestran su desprecio y odio con la mirada. La segunda escena -después de haber conseguido la liberación de Powers- nos muestra cómo sólo una mujer reconoce a Donovan y le muestra aprecio por lo que hizo. El servicio al prójimo y hacer lo correcto no siempre es recompensado con fama, aprecio y agradecimiento, sino que muchas veces pasa desapercibido. El proceso por el cual Donovan tuvo que atravesar nos recuerda la vida cristiana, en la que somos llamados a perseverar aún en la presencia de oposición y cuántas veces pasemos de una derrota a otra. El cristiano es el auténtico "Hombre de pie" que se vuelve a levantar y persevera aún después de ser derribado múltiples veces. En conclusión, la película es en general bastante entretenida y su trama consigue atrapar al espectador de principio a fin. Aunque con un desenvolvimiento un poco lento, la historia nunca resulta aburrida y por el contrario, alcanza a mantener el suspenso hasta el final. Considero que es una obra bastante recomendable y que puede ser vista por prácticamente toda la familia. La recomiendo.
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