Cuando recién comencé el blog Semillas de Gracia, de vez en cuando dedicaba una entrada a recomendar un sitio de internet que creía podía ser de utilidad y bendición para los demás. Esto se convirtió en una actividad periódica: cada mes publicaba una recomendación nueva. Sin embargo, con el tiempo dejé de redactar esta clase de entradas. Ahora que he mudado el blog a su nuevo sitio de internet, he decidido nuevamente dedicar un espacio periódico del blog para hacer esta clase de recomendaciones.
En sus propias palabras, esta congregación existe para exaltar con gozo al Dios Trino, declarar fielmente la Palabra centrada en Cristo, demostrar intencionalmente amor cristiano y celosamente evangelizar su comunidad y el mundo.
En mi opinión particular, considero que el arte, la pasión, la simpleza y a la vez profundidad y sobre todo la perspectiva pastoral con la que el pastor Azurdia predica, lo hacen uno de los mejores (sino es que el mejor) expositores bíblicos que he podido escuchar desde hace 10 años. Todas sus predicaciones son siempre excelentes muestras de cómo se predica de cualquier texto de la Biblia teniendo a Cristo y el Evangelio en el centro. El sitio cuenta con diferentes recursos, como las predicaciones en audio, un video podcast y un blog. Espero puedan aprovechar estos recursos y les sea de bendición.
0 Comentarios
18/1/2014 0 Comentarios La manera en que moriremosEn numerosas ocasiones he escuchado a otras personas mencionar la manera en que les gustaría morir, o en su defecto; alguna forma en particular en que no quisieran fallecer. Creo que, en general; la mayoría describe su "muerte ideal" como una muerte rápida, sin mucha agonía o dolor. Sin importar que la muerte sea trágica (como en un accidente automovilístico), la mayoría estaría contenta si falleciera de manera instantánea en el momento del percance. Lo cierto es que ninguno de nosotros podrá escoger ni la fecha, ni mucho menos las circunstancias particulares de su muerte. Esa es una facultad que sólo le pertenece a Dios (Hechos 17:26). Con todo, el Evangelio nos presenta una mejor esperanza que la de una muerte libre de dolor. La Biblia en realidad no ofrece garantía alguna de que como creyentes tendremos una muerte tranquila. Pero en Cristo tenemos la esperanza de que la muerte ha perdido su verdadero poder sobre nosotros. En palabras del apóstol Pablo, la muerte ha perdido "su aguijón" (1 Corintios 15: 54-56). El aguijón de la muerte no es el dolor físico de la agonía, sino el pecado y su justa condenación. Con esta idea en mente, quisiera compartirles el siguiente pensamiento del Dr. Erwin Lutzer; tomado de su libro Y la muerte pierde su poder: Dios no promete un pasaje tranquilo a través de la puerta de la muerte, pero Él promete un aterrizaje seguro. Revise una vez más las circunstancias en las que Jesús [murió]... Los que lo rodeaban se reían, negándole la contemplación serena que todos ansiamos en nuestro momento final. Su cuerpo estaba ensangrentado y adolorido. Él fue ensuciado sin reconocimiento con horribles cicactrices y las contorsiones de la deshidratación. El dolor adormeció su cuerpo, y durante un momento, la presencia del Padre lo abandonó. ¡Y en verdad qué maravilloso destino les aguarda a los que confían en Cristo en su vida y en su muerte! Etiquetas: Esperanza
La primera parte se encuentra en una entrada anterior. El matrimonio existe para la gloria de DiosUna pregunta válida que nos podemos hacer respecto al matrimonio es: ¿Para qué fue creado? ¿Cuál era la intención de Dios al darnos esta institución? Si bien en la Biblia encontramos que el matrimonio cumple diferentes propósitos, lo cierto es que todos estos sirven o contribuyen a la realización de un sólo fin principal: Lo más importante que vemos en la Biblia sobre el matrimonio es que existe para la gloria de Dios. 10 En nuestro texto vemos que el matrimonio existe para que el hombre pueda cumplir el fin para el cual Dios lo creó. Notemos que Dios creó a la mujer para resolver la falta de compañía de Adán: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él” (v. 18). Ahora bien, es necesario que hagamos una aclaración importante: el problema que Dios observa en el versículo 18 no es que el hombre se sentía solo. No es como si Adán anduviera por ahí en el jardín, con la cara triste, la mirada perdida y suspirando todo el tiempo. ¡No! El hombre gozaba de una comunión perfecta, plena y completamente satisfactoria con Dios. Dios no creó a la mujer para resolver un problema de infelicidad en el hombre. Pensar esto es interpretar el pasaje centrándolo en el hombre y sus necesidades. Más bien, lo que la Biblia dice es que el hombre estaba solo en el sentido que no tenía la compañía necesaria para cumplir el mandato que encontramos en Génesis 1:28. Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra No tenemos espacio para analizarlo a detalle, pero básicamente la idea es que el hombre recibió el mandato de fructificar y multiplicarse. El propósito de Dios detrás de este mandato es esparcir Su imagen por toda la creación y así llenar la tierra con Su gloria. Además, el hombre debía sojuzgar la tierra y señorear sobre el resto de la creación en representación de su Creador como una manera más de manifestar la gloria de Dios. Para ello el hombre debía fructificar y multiplicarse, y lo cierto es que el multiplicarse no es una tarea que el hombre podía cumplir estando sólo. Según el comentario de MacArthur, Génesis 2:18 “resalta la necesidad que tiene el hombre de una compañera, de una ayudadora y de una igual. El hombre estaba incompleto sin alguien que lo complementase en el cumplimiento de la tarea de llenar, multiplicarse y sojuzgar la tierra.” Esta verdad tiene nuevamente una inmediata implicación en la forma en que los creyentes concebimos el matrimonio y hablamos de él. Muchas veces pareciera que los cristianos todavía vivimos creyendo la doctrina medieval de que la verdadera consagración requiere del celibato, que para servir verdaderamente a Dios no podemos estar casados. Pero si hay algo que Génesis 2:18 nos enseña es que la devoción a Dios no requiere del celibato. En el Antiguo Testamento, las personas con la mayor consagración a Dios -el sumo sacerdote y los nazareos- eran casadas. Así que por medio de estos versículos somos confrontados a examinar nuestro corazón y preguntarnos: "¿Alguna vez he pensado de mi matrimonio como un impedimento para tener una mejor relación con Dios o para servirle mejor?" En esto quiero dirigirme principalmente a los varones, pues estoy seguro que más de una vez muchos de nosotros –incluyéndome- hemos sentido una especie de tensión entre el “servir a Dios” y “estar con la familia”. Pareciera que son dos señores a los que no podemos servir al mismo tiempo. La raíz de este problema es que todavía concebimos el mundo como dividido en dos esferas completamente separadas: lo sagrado y lo secular. El adorar y servir a Dios está en la primera esfera de lo santo y nuestro matrimonio y familia están en la segunda esfera de lo ordinario y mundano. Pero esa es una mentira que estos versículos no permiten que creamos. Primero, este texto nos afirma que el matrimonio debe ser visto como una bendición que Dios nos ha dado para poder servirle adecuadamente. El versículo 18 afirma que la mujer es nuestra “ayuda idónea”. Esto tiene muchas implicaciones, incluyendo que ella es nuestra ayuda idónea para buscar una mejor y creciente relación con Dios. Ella también es nuestra ayuda idónea para servir a Dios. Hermanos, si hay algo que debemos entender es el hecho de que si queremos vivir una vida que glorifica a Dios, tenemos que adorar, servir, obedecer y buscar a Dios al lado de nuestras esposas como “una sola carne” y no separados de ella. Nuestro matrimonio no debe ser visto como un obstáculo para servir a Dios sino como un propulsor de nuestra devoción al Señor. Por lo tanto, no excluyamos a nuestra mujer de cualquier rol que tengamos en la iglesia. Más bien, hagámosla parte de nuestro servicio. Si tienes la oportunidad, busca involucrarte en algún “ministerio” que te permita realizarlo en pareja. Pero este pasaje también nos recuerda que un “ministerio” en la iglesia no representa una responsabilidad más sagrada que nuestro matrimonio y familia. Necesitamos entender que fuimos creados para adorar a Dios precisamente dentro del contexto del matrimonio y que una verdadera expresión de nuestra devoción está en el servir primero a nuestra familia y en guiarla y edificarla para amar a Dios. Por lo tanto, de ninguna manera debemos permitir que cualquier “ministerio” que tengamos -incluyendo el ser diácono, anciano o pastor- resulte en un descuido de nuestra responsabilidad familiar. En alguna ocasión escuché al pastor y misionero Paul Washer decir que cuándo le preguntan a qué se dedica o cuál es su ministerio, él responde: “Mi ministerio es ser esposo y padre de mis hijos. En el tiempo que me queda soy pastor” Finalmente, el matrimonio existe para la gloria de Dios pues fue diseñado para ser una representación viviente de la relación de pacto entre Cristo y la Iglesia. Esta verdad la observamos en la forma en que el apóstol Pablo interpreta la enseñanza de Génesis 2:24 en el Nuevo Testamento: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero yo me refiero a Cristo y a la iglesia (Efesios 5:31-32) La clave para comprender estos versículos está en el significado de la palabra misterio. En el pensamiento del apóstol Pablo, un “misterio” identifica una realidad oculta en el pasado y revelada en el Nuevo Testamento. En otras palabras, Pablo dice que el matrimonio fue creado por Dios para ser un reflejo sagrado de la unión entre el Mesías y su Iglesia, una representación del amor del pacto establecido entre Cristo y Su Iglesia. De modo que el matrimonio es como una metáfora, una imagen, un retrato, una parábola o un modelo que representa algo más que un hombre y una mujer llegando a ser una sola carne. Representa la relación entre Cristo y la Iglesia. Ese es el significado más profundo del matrimonio. Está destinado a ser un drama viviente del amor fiel al pacto entre Cristo y la Iglesia. 12 Las palabras del apóstol Pablo definen al matrimonio como un pacto sagrado que sigue el modelo del compromiso del pacto de amor de Cristo con su Iglesia. A esto se refiere Pablo cuando dice que el matrimonio es un gran misterio, a que “ilustra la manera en que Cristo y la Iglesia son uno” (Efesios 5:32 NVI). Estoy convencido de que ésta es la verdad que lo cambia todo en el matrimonio. Que éste propósito divino de reflejar la gloria de Cristo unido a Su Iglesia es el que debe definir y dirigir todo asunto en nuestro matrimonio. Es probable que si le preguntamos a un pastor cuáles son las frases que más ha escuchado de una persona que piensa en divorciarse, nos diga: “Es que ya no soy feliz”. “Es que ya no es lo mismo que al principio”. “Es que ya no la amo”. Es claro que si yo creo que el casarse se trata de mí y de mi felicidad, entonces cuando mi matrimonio está pasando por pruebas, cuando ya no me hace feliz, cuando ya no me satisface, entonces renuncio y me retiro. Pero la Escritura nos muestra que el matrimonio tiene un propósito y éste es la gloria de Dios, no mi felicidad. Permanecer casado no se trata principalmente de permanecer enamorado. Se trata de guardar el compromiso... de guardar el pacto… Lo que hace que el divorcio y el nuevo matrimonio sean tan horrorosos a los ojos de Dios no es simplemente el rompimiento del pacto con el cónyuge, sino que también implica distorsionar a Cristo y a su pacto. Cristo nunca dejará a su esposa… Cristo guarda su pacto para siempre. ¡El matrimonio muestra eso! 13 Las siguientes palabras lo resumen todo: La familia cristiana, por consiguiente, no existe para su propio beneficio. Ha sido creada para la gloria y el honor de Dios. La bendición del hombre es un derivado, un subproducto. Aquellos que porfiadamente sostienen que su propia felicidad y conveniencia son las más altas metas de la vida familiar, nunca comprenderán el plan de Dios para el matrimonio y la familia, pues no logran posesionarse del fundamento, del punto básico de comienzo….14 AplicacionesAntes de concluir, quisiera mencionar cómo estas verdades se pueden aplicar a nuestra vida según nuestros diferentes contextos y estados. Para los jóvenes solteros que están pensando en casarse: si el matrimonio fue creado para la gloria de Dios, entonces deben examinar su corazón a la luz de la Escritura, para ver si sus motivos para contraer matrimonio están alineados con el propósito de Dios. Al final, no importa si tienen una hermosa boda “cristiana” celebrada en un templo evangélico, oficiado por un pastor, si la razón para casarse está basada primero en su crecimiento personal, sus aspiraciones y sueños, sus deseos personales y no en la gloria de Dios, entonces es muy probable que su matrimonio no vaya por la senda correcta. El propósito divino para el matrimonio también debe modificar los criterios que utilizamos para escoger una pareja. No debiera ser necesario decirlo, pero el hecho que el matrimonio existe para la gloria de Dios significa que no podemos permitirnos tener una relación de noviazgo, cortejo, mucho menos matrimonio con un inconverso. La Escritura es suficientemente clara al respecto: “No esteís unidos en yugo desigual con los incrédulos” (2 Cor. 6:14) y sin embargo constantemente encontramos jóvenes y señoritas creyentes saliendo y pensando seriamente en casarse con personas que no conocen al Señor. Sin embargo, aun cuando no se trate de un incrédulo, debemos procurar elegir a nuestro futuro cónyuge con sabiduría, observando el carácter cristiano de una persona antes de cualquier otra cosa. Escuche lo que dice la Palabra del Señor: Mejor es lo poco con el temor del Señor, que gran tesoro y turbación con él (Proverbios 15:16). La verdad es que muchos muchachos y señoritas se fijan más en que si el chico o la chica “tiene un futuro” -si tiene una profesión, si tiene un trabajo, si tiene un buen salario- o en su apariencia -si es guapo o atractiva. Y todo esto en cierto sentido está bien y tiene su lugar. No necesariamente estoy diciendo que no lo consideren. Pero si estos aspectos son el principal criterio con el cual piensan elegir a un chico o a una chica, entonces es probable que su corazón esté centrado en otras cosas antes que la gloria Dios. La primera pregunta a responder para saber si una persona me conviene o no debe ser -en el caso del hombre- si ella es una mujer que va a ser mi ayuda idónea para servir y glorificar a Dios y -en el caso de la mujer- si este joven es el varón que con su liderazgo me va a guiar a Dios, a conocerle y a amarle más. Ésa es la primera pregunta que nos debemos hacer, y hasta que no podamos responder esta pregunta afirmativamente no debiéramos decir: “ese es el hombre o esa es la mujer con la que debo contraer matrimonio”. Para los casados: Es probable que usted esté consciente de que su matrimonio y familia tienen problemas, que no hay paz en su hogar y que los pleitos y la ira constantemente caracterizan la relación con su cónyuge. Sus hijos son constantemente desobedientes y la única forma que usted encuentra de mantenerlos en cintura es mediante los gritos y las amenazas. Usted quisiera que su familia cambie, que haya gozo y armonía en su hogar. Permítamele decirle que sin una comprensión bíblica del matrimonio centrada en la gloria de Dios, inevitablemente viviremos con una actitud centrada en nuestros propios intereses pecaminosos, y cualquier acción que podamos emprender para “mejorar” nuestro matrimonio y hogar fracasará en hacer cambios profundos y permanentes. En nuestro corazón el deseo principal debe ser manifestar la gloria de Dios y el amor de Cristo en nuestro matrimonio, aún por encima de nuestra propia felicidad y comodidad. Para aquellos que están pasando momentos verdaderamente difíciles con su cónyuge y pareciera que no hay otra salida más que el divorcio: pongan Su mirada en el Salvador. Recuerden que el matrimonio es un ejemplo viviente de la relación entre Cristo y la Iglesia. Así que ruéguele a Dios que cambie su corazón, para que sea cautivado por el propósito de glorificar a Dios con su vida y su matrimonio. En la medida en que el propósito de Dios esté firmemente arraigado en nuestro corazón por el poder del Espíritu, podemos esperar que nuestro matrimonio se convierta en una relación verdaderamente dulce, firme y permanente hasta la muerte. Para terminar, quiero que medite en las tremendas implicaciones de las siguientes palabras del pastor Azurdia: Ya que el matrimonio es la creación de Dios, comparte algo de gran importancia con cada otra cosa creada, lo cual es: éste básicamente existe para Dios y Su gloria. Y mientras no seamos sacudidos por esta verdad, seremos idólatras en nuestras actitudes hacia la familia.14 Lo cierto es que, bíblicamente hablando, la raíz de todos nuestros problemas en nuestra sociedad en general y en nuestros matrimonios en particular, es que hemos tomado algo que fue creado para la gloria de Dios y lo hemos querido convertir en un medio para satisfacer nuestros deseos egoístas. Esa es la esencia de la idolatría. Y ése es un pecado del cual, en mayor o menor medida, todos debemos arrepentirnos delante de nuestro creador.
Jesús dijo que en el cielo, las personas no se casarán, ni se darán en casamiento. Lo que el Señor quiso decir con esto es que el matrimonio es algo temporal. Que fue creado para manifestar al mundo la gloria de Dios, particularmente la gloria de la unión de pacto de Cristo con Su Iglesia. Pero la Escritura nos muestra que cuando Cristo vuelva el universo será testigo de las llamadas “Bodas del Cordero”, en las que Cristo consumará su unión con Su amada novia: la Iglesia. Entonces el matrimonio no tendrá más razón de existir. Entonces la imagen dará paso a la realidad y lo eterno sustituirá a lo temporal. En ese momento el Señor enjugará toda lágrima, incluyendo las que hemos derramado a causa de nuestras malas decisiones y pecados en nuestra familia. Esa debe ser nuestra verdadera esperanza y fuente de felicidad. Es la luz del evangelio con la cual nuestro matrimonio puede ser iluminado y transformado para la gloria de Dios. |
Archivos del blogAgosto 2017 Julio 2017 Junio 2017 Abril 2017 Marzo 2017 Febrero 2017 Enero 2017 Diciembre 2016 Noviembre 2016 Octubre 2016 Septiembre 2016 Agosto 2016 Julio 2016 Junio 2016 Mayo 2016 Abril 2016 Marzo 2016 Febrero 2016 Enero 2016 Diciembre 2015 Noviembre 2015 Octubre 2015 Septiembre 2015 Agosto 2015 Julio 2015 Junio 2015 Mayo 2015 Abril 2015 Marzo 2015 Febrero 2015 Enero 2015 Diciembre 2014 Octubre 2014 Septiembre 2014 Agosto 2014 Julio 2014 Junio 2014 Mayo 2014 Abril 2014 Marzo 2014 Febrero 2014 Enero 2014 Diciembre 2013 Abril 2013 Enero 2013 Diciembre 2012 Marzo 2012 Mayo 2011 Febrero 2011 Enero 2011 Diciembre 2010 Noviembre 2010 Julio 2010 Junio 2010 Mayo 2010 Abril 2010 Marzo 2010 Febrero 2010 Enero 2010 Diciembre 2009 Noviembre 2009 Octubre 2009 Septiembre 2009
|
Fotos utilizadas con licencia Creative Commons de Neticola, Brett Jordan, Anna & Michal, chriswasabi, Ryk Neethling