¿Quién es David Platt y qué es Radical ?
Si bien el libro se puede decir que fue escrito con la iglesia estadounidense en mente, lo cierto es que la gran mayoría de lo que Platt señala en Radical es igualmente aplicable a la situación de la iglesia evangélica en muchos otros países y culturas en las que el pensamiento occidental ha prevalecido. En esta entrada quisiera elaborar la primera parte de una breve reseña con lo más destacable del libro y algunas impresiones personales después de haberlo terminado de leer. El Evangelio y la respuesta que éste demanda (Capítulos 1 a 3)En los primeros tres capítulos de Radical, Platt hace un análisis de las demandas exclusivas y radicales que el evangelio hace sobre las vidas de quienes quieren convertirse en discípulos de Jesucristo. El autor hace declaraciones tales como:
Con estas y otras frases similares el autor quiere hacer a nosotros sus lectores un llamado a que analicemos nuestra vida y nuestro concepto del cristianismo. ¿Acaso profesamos que somos discípulos de Jesús pero en realidad no nos hemos entregado totalmente a Él? ¿Es posible que estemos ignorando intencionalmente las declaraciones más fuertes de Jesús sobre una devoción total hacia Él? Platt nos recuerda que el llamado del evangelio es un llamado a atesorar a Cristo por encima de cualquier cosa o persona y que la verdadera conversión es un cambio radical en los afectos del corazón.
Ante estas declaraciones necesariamente debemos preguntarnos: ¿Cómo está nuestra relación con la Palabra? ¿Vivimos entregados a ella? Por otro lado, Platt también describe cómo la cultura evangélica popular en Norteamérica ha llevado a la iglesia a manejar un concepto errado o incompleto acerca de la persona y del carácter de Dios, en el que se exaltan tan sólo algunos de Sus atributos a expensas de otros:
¿Estamos como creyentes o como iglesia evangélica ignorando voluntariamente realidades acerca de la persona y del carácter de Dios? Es el argumento del autor de Radical que esta es la condición de muchos en la cultura evangélica. Personalmente, creo que Platt no tendría que hacer mucho esfuerzo para convencernos de ello. Tan sólo una visita a cualquiera de los innumerables foros cristianos (de los cuales aquí tienen un ejemplo y aquí otro) contenidos en las redes sociales nos confrontará con una plétora de mensajes, postales e imágenes románticas, cursis, triviales, superficiales (y muchas veces francamente anti bíblicas) que revelan un concepto si no errado, bastante tergiversado sobre el Dios santo de la Biblia. David Platt continúa diciendo que ésta distorsión de la persona de Dios que es pervasiva en la cultura evangélica tiene un efecto negativo en la manera en que entendemos y compartimos el Evangelio, así como lo que los cristianos hacemos todos los domingos en nuestros servicios de adoración:
Hace poco, no pude evitar leer con extrañeza un mensaje que mi esposa recibió en su teléfono móvil; en el que se le recordaba de un próximo evento que habría en nuestra iglesia, en el que (cito del mensaje): “Se va a predicar el evangelio y va a haber números especiales como el de títeres”. Francamente, cuando la “predicación del evangelio” es tan sólo un número más entre otros (presentaciones artísticas y de entretenimiento) en un evento público de la iglesia, no dejo de pensar que algo malo puede estar pasando con nosotros. El autor de Radical señala que quizás la razón por la que las iglesias están llenas de entretenimiento como un medio de atraer a nuevos asistentes es que tenemos miedo de compartir ciertos aspectos de la fe cristiana y de la persona de Dios que son del todo incompatibles con la cultura que nos rodea. Por otro lado, ¿Cómo se distorsiona el Evangelio mismo cuando ignoramos por ejemplo la ira y la justicia de Dios en favor de enfatizar su amor y misericordia? Platt afirma que éste deficiente concepto sobre la persona de Dios afecta la comprensión del Evangelio como verdaderamente es, así como de lo que Dios en realidad hizo en la cruz de Jesucristo: una propiciación de Su justa ira sobre los pecadores.
Se puede decir que el mensaje más relevante en esta parte de libro es aquel en que su autor nos confronta con la realidad de que una comprensión correcta del verdadero Evangelio, en el cual Dios se revela a sí mismo como en verdad es, demanda de nosotros una respuesta que es completamente diferente a lo que comúnmente se cree en demasiadas iglesias evangélicas:
¿Cuál debe ser la respuesta que el Evangelio provoca en los seguidores de Cristo y cómo se contrasta con la forma de vivir actual de muchos creyentes, tan amoldada a la cultura que le rodea? Esa es la pregunta que Platt trata de responder en los siguientes capítulos del libro, de los cuales hablaremos en la siguiente entrada...
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