¿Experimento radical o vida cristiana normal?Una de las fortalezas de este libro radica en que su autor demuestra la convicción de que el verdadero cambio -el que permanece para toda la vida- tan sólo es producido por Dios. Sabe que ningún libro –por muy bueno que sea– tiene el poder de cambiar por sí solo el corazón de sus lectores. Radical no es un libro que te promete que si lo lees a lo largo de 20, 30 o 40 días, tu vida cambiará por completo. Platt también demuestra que está consciente del énfasis de la biblia sobre la santificación como un proceso. Él sabe que no existe ningún tipo de conocimiento secreto, o una serie de 10 pasos fáciles, ni una experiencia espiritual que te traslade inmediatamente a la madurez cristiana. Platt nos recuerda que el crecimiento cristiano se produce a través de la disciplina constante en lo que el catecismo menor de Westminster llama los medios externos y ordinarios de gracia: la oración constante, la lectura de la Biblia, el ofrendar libre, gozosa y sacrificialmente, compartir el evangelio y la comunión regular con la iglesia. El experimento radical al que Platt nos invita no es otra cosa que la vida cristiana normal. Platt nos hace el llamado a que vivamos en verdad como cristianos: a que nos entreguemos de manera consciente, comprometida y disciplinada a conocer a Dios y a servirle en diferentes contextos. Orar por todo el mundo y leer la Biblia en un añoRadical nos desafía a que tengamos una vida regular de oración, a que oremos todos los días. Sin embargo, se nos recuerda que la oración es más que simplemente pedir por nosotros, nuestras necesidades y nuestros deseos. El catecismo menor define la oración como “un acto por el cual manifestamos a Dios, en nombre de Cristo, nuestros deseos de obtener aquello que sea conforme a su voluntad”. Nuestros motivos de oración deben incluir solamente lo que es acorde a la voluntad de Dios. ¿Y cuál es la voluntad de Dios sino que Su nombre sea conocido y adorado en todas las naciones? Por ello, Platt nos señala a que oremos todos los días por las naciones no alcanzadas por el Evangelio, no sólo de manera personal, sino también como parte de nuestra devoción familiar. A lo largo del experimento, descubriremos que la oración no sólo avanza los propósitos de Dios en las naciones, sino que también produce un cambio en nosotros: mientras más oramos por los pueblos no alcanzados, mayor será nuestro amor por ellos y nuestra pasión por la evangelización. El segundo componente del experimento radical es leer toda la Palabra en un año. ¿Cuántos creyentes no han leído al menos una vez a través de toda la Escritura? Muchos de nosotros descuidamos intencionalmente algunas porciones de la Escritura. Pero Platt nos recuerda que toda la Escritura es inspirada por Dios y a través de ella somos transformados a la imagen del Señor Jesucristo. Sacrifica tu tiempo y dinero por la causa de CristoEl mejor remedio contra la avaricia es el dar de manera liberal y constante. Por ello, el experimento radical incluye el ofrendar sacrificialmente. Es decir, ofrendar no lo que nos sobra, sino invertir nuestros recursos de manera que involucre tener que prescindir de algo o abstenernos de adquirir algo para nosotros. Así mismo, se nos invita a dar al menos una semana de nuestro tiempo al año para intencionalmente compartir el evangelio en algún contexto diferente al nuestro. El papel de la IglesiaEl último componente del experimento radical consiste en un compromiso de congregarse regularmente en alguna iglesia local. Pero no sólo se trata de congregarse, sino de involucrarse en las vidas de nuestros hermanos en Cristo y servir de manera regular. ConclusiónRadical es un libro relativamente corto (alrededor de 200 páginas) y de fácil lectura, que puede concluirse en una semana o menos. No utiliza muchos términos complicados ni lenguaje teológico que pudiera obscurecer el mensaje. Sin embargo, eso no quiere decir que Radical no sea rico en verdad bíblica (cada capítulo expone un pasaje de la Escritura). Tampoco es un libro que resulta fácil de asimilar. Constantemente expone cómo nuestro corazón se ha amoldado a la cultura del sueño americano. Personalmente, el libro me recordó una vez más lo fácil que me resulta atesorar en mi corazón la comodidad, la seguridad financiera y médica y el aumentar mis posesiones. El libro constantemente desafía a que contrastemos nuestra forma actual de vivir con el mensaje de Jesucristo. Sin embargo, al terminar de leerlo no te sientes en el suelo derrotado por el pecado, sino con la esperanza de que puedes cambiar, crecer para la gloria de Dios. Pues al final, la vida radical del creyente en Jesucristo es una vida de dependencia en Dios. Nuestra esperanza está en Él.
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