13/10/2016 0 Comentarios El Ideal Sumo Sacerdote|Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: “Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy.” Como también dice en otro lugar: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. Hebreos 5:1-10 El autor de la epístola a los Hebreos confirma en este texto lo que antes ha dicho ya acerca de la superioridad de Cristo como sumo sacerdote, mostrando lo que es el verdadero sacerdocio y lo que se requiere para ser un sumo sacerdote: unidad con el hombre y la autoridad de Dios. Este pasaje nos enseña que así como los sacerdotes del Antiguo Testamento se identificaban con el pueblo débil y errante al cual representaban (v. 1-3) y servían por nombramiento de Dios (v. 4), así también Cristo se hizo sumo sacerdote por nombramiento del Padre (v. 5. 6) y se identificó con su pueblo a través del sufrimiento (v. 7-10). I. Todo sumo sacerdote comparte una humanidad común con aquellos a quienes representa (v. 1-3)El principal problema del hombre es el pecado. Debido al pecado, la intimidad con Dios en el huerto de Edén se perdió para siempre. El hombre ya no tiene acceso a la presencia de Dios. La Biblia ilustra esto de muchas maneras. Por ejemplo, el pueblo no debía acercarse, mucho menos tocar el monte Sinaí sobre el cual Dios iba a descender (Éxodo 19:12, 13, 21-23). En la construcción del tabernáculo, el pueblo sólo tenía acceso a la parte exterior de éste, no podían pasar del atrio. El pueblo entendía perfectamente que, como consecuencia de su pecado, no podían acercarse a Dios. El sumo sacerdote entonces era “tomado de entre” ellos para representarlos delante de Dios (v. 1). Al ser tomado de entre los hombres, el sumo sacerdote también está “rodeado de debilidad”. Literalmente “vestido” de debilidad. El sumo sacerdote sabe lo que es estar bajo tentación. Lo entiende porque lo ha vivido y padecido. Las debilidades de los sumos sacerdotes del Antiguo Testamento en frente de sus propias tentaciones lo forzaban a moderar su indignación sobre los pecados de otros y a mostrarse “paciente” con ellos. El podía ser compasivo con ellos porque comparte sus mismas debilidades. Así, de este modo su misericordia se parecía a la superior simpatía que Jesús siente. Sin haber sucumbido ante la tentación, Jesús aún se identifica por completo con las luchas de su pueblo. A diferencia de Cristo, que nunca pecó, el sumo sacerdote del Antiguo Testamento tenía él mismo necesidad de propiciación y perdón. Por ello tenía que ofrecer sacrificios primero “por sí mismo” (v. 3). “El verdadero sacerdote es el que tiene simpatía con el hombre a causa de la debilidad y pecado de ellos… no es demasiado severo ni demasiado benigno, porque conoce lo que es debilidad”. W. H. Griffith Thomas. II. Todo sumo sacerdote debe poseer un nombramiento divino para ocupar dicha posición (v. 4)El llamado inicial de Aarón (Éxodo 28:1) fue confirmado a través del reverdecimiento de la vara (Números 17:1-10) en respuesta a la murmuración y cuestionamiento del pueblo (Números 16:1-3). El privilegio sacerdotal de acercarse a Dios era solamente por invitación, mediado a través de la descendencia genealógica para los sacerdotes levíticos del Antiguo Testamento. Aquel que se atrevía a usurpar dichas funciones era rechazado por Dios severamente (cf. 1 Samuel 13:9-13 y 2 Crónicas 26:16-21). III. Cristo fue designado divinamente como sumo sacerdote (v. 5, 6) En el v. 6 el autor cita el Salmo 110:4 el cual es un salmo de entronamiento. En ese salmo se hace referencia a Melquisedec. Esta misteriosa figura es mencionada solamente dos veces en todo el Antiguo Testamento (Génesis 14:18; Salmo 110:4). La asociación de la frase “sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” con las palabras “mi Hijo” muestran que Melquisedec era tanto rey como sacerdote. En su manera única y sin igual, Jesús también es a la vez rey y sacerdote. Es un sumo sacerdote que reina. Es el sumo sacerdote ideal. IV. Cristo comparte con nosotros una humanidad en común, permaneciendo puro y perfecto (v. 7-10)La frase “los días de su carne” menciona su vida humana e indica sus necesidades humanas. La frase “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas” hace referencia a la agonía de Jesús ante la perspectiva de la cruz, en Getsemaní. Ello que demuestra que Él no es distante de las debilidades y temores que nos amenazan. Nunca perdamos de vista la tremenda prueba que llevó a nuestro Señor a clamar y a derramar lágrimas y que, a pesar de ello, Él amó más la voluntad del Padre que cualquier otra cosa. Respecto a esto, se nos dice que Cristo “fue oído” por el Padre. El ruego de Jesús de escapar de la muerte fue respondido no a través de ser librado de la cruz, sino a través de Su resurrección de entre los muertos. Jesús “aprendió la obediencia”. Aunque completamente sin pecado, la lucha de Jesús en contra de la tentación fue real. Habiendo venido a este mundo para hacer la voluntad del Padre, Jesucristo se encontrón con éxito cada reto a su integridad creciente en dificultad. Estas pruebas llegaron a su clímax en vergonzosa y dolorosa muerte en la cruz. Esta vida de obediencia aprendida compensa la desobediencia de Adán (Romanos 5:19) y califica a Cristo para servir como nuestro eterno sumo sacerdote. Cristo fue “perfeccionado”. Esto no significa que Jesús finalmente llegó a ser sin pecado sino que Él terminó la ruta de sufrimiento que fue puesta delante de Él, incluyendo su muerte sacrificial. Habiendo hecho esto, Él fue “perfeccionado” o “completamente calificado” para servir como el único sumo sacerdote efectivo. “Por medio de esta disciplina, Cristo fue «perfeccionado», esto es, hecho maduro, adecuado a su obra, y a causa de esta aptitud pasó a ser para todos los que le obedecen el autor de la salvación eterna”. W. H. Griffith Thomas. AplicaciónCristo es autor de eterna salvación para “todos los que le obedecen”. ¿Obedeces tú a Cristo? Categorías: Escrituras
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