27/6/2014 0 Comentarios Diablos encarnados
A continuación les comparto una provocativa e interesante cita tomada del libro The Valley of Vision (El Valle de la Visión), compilación de oraciones puritanas editada por Arthur Bennet:
Oh, Dios, me asombra que los hombres puedan hablar tanto acerca de la bondad y poder del ser humano, cuando, si tú no nos contuvieras cada momento, seríamos diablos encarnados. Esto, por experiencia amarga, me has enseñado acerca de mí mismo.
Según la Confesión de Fe de Westminster, cada hombre sobre la tierra está "totalmente corrompido en todas las facultades y partes del alma y del cuerpo". Esto es lo que se conoce como la doctrina de la depravación total del hombre. Más adelante en la misma Confesión se afirma que debido a esta corrupción "estamos completamente impedidos, incapaces y opuestos a todo bien, y enteramente inclinados a todo mal".
La pregunta que pudiera surgir es: "si en verdad estamos impedidos y opuestos a todo bien, y por otro lado inclinados a todo mal, ¿cómo es que la mayoría de nosotros no somos tan malos como pudiera ser?" Después de todo, la mayoría de las personas que conocemos son bastante decentes, amables y de moralidad aceptable, ¿no es así? La respuesta a esta pregunta es: la gracia común de Dios. La Biblia nos enseña que Dios -totalmente por gracia- refrena al hombre en su maldad. De tal manera que no todas las personas son tan malas y perversas como pudieran llegar a ser sin el freno de Dios. Si no fuera así, sería imposible vivir en este mundo por completo. El Dr. Wayne Grudem, en su libro Doctrina Bíblica (Capítulo 17) lo explica de la siguiente manera: Dios también por su gracia común refrena a las personas para que no sean todo lo malas que pueden ser... la mayoría de los seres humanos no caerán en las profundidades a las que el pecado los pudiera llevar, porque Dios intervendrá y refrenará su conducta La próxima vez que pienses en personajes tan terribles e "infames" como Adolfo Hitler, Osama Bin Laden o los terroristas que hicieron estallar una bomba en el maratón de Boston, y antes de que menees la cabeza preguntándote como es posible que existan personas tan malas sobre la tierra; recuerda que tienes mucho más en común con ellos de lo que te imaginas, y agradece a Dios el que no haya permitido que llegaras a ese grado de manifestación de la corrupción que heredaste de tus primeros padres. Si eres creyente, agradece a Dios que al salvarte ha cambiado esa naturaleza y te ha dado una nueva, con la cual ahora eres capaz de hacer por fe lo que es verdaderamente agradable ante Sus ojos
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