19/4/2016 0 Comentarios Verdadero crecimiento cristianoEl verdadero crecimiento cristiano no es una emoción, un aumento del uso de palabras religiosas, o el saber más de las Escrituras. No es tampoco un aumento evidente de la alegría, el amor, o la preocupación por las cosas de iglesia. Aún el incremento en el celo por Dios, o en la alabanza a Dios y la confianza en la fe de uno mismo, no son evidencias infalibles del verdadero crecimiento cristiano. ¿Qué son entonces las evidencias de un verdadero crecimiento cristiano? ... Mientras todas estas cosas pueden ser evidencia de un verdadero crecimiento cristiano, la única señal observable y cierta de tal crecimiento, es una vida de santidad en aumento, con raíces en el negarse a sí mismo en una forma cristiana. La iglesia debería ser distinguida por una preocupación por esta clase de aumento de santidad en la vida de sus miembros. Mark Dever en Una Iglesia Saludable: 9 características En: Santificacion
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5/3/2016 0 Comentarios Degeneración espiritualAcerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite. Hebreos 5:11 - 6:3 El diagnóstico de un problemaA estas alturas de la epístola a los Hebreos, su autor ha urgido a los lectores con varias amonestaciones (2:1; 3:1, 8, 12; 4:1, 11, 14). Estas advertencias nos dan la impresión de que el escritor está verdaderamente preocupado por la presente situación espiritual de sus lectores. Ahora, por primera vez en toda la carta, les proporciona un diagnóstico de cuál es su verdadero problema. En esta porción les dice claramente que hay algo malo en ellos. En la porción anterior, el autor dijo que Cristo ha sido perfeccionado a través del sufrimiento y que ha sido designado Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec. Justo en medio de esta explicación, lo vemos volver a hacer una pausa para reprocharles a sus lectores que, no sólo no han avanzado en la madurez cristiana, sino que además han retrocedido en ella. "Había ocurrido una degeneración… y a causa de su negligencia habían andado hacia atrás… La degeneración espiritual es pues, posible debido a que la voluntad de Dios para el creyente es un progreso constante”. -- W. H. Griffith Thomas. Ante este panorama, la pregunta que vale la pena responder es: ¿cómo podemos detectar que en lugar de estar avanzando, retrocedemos en la vida cristiana? ¿Cómo podemos advertir que estamos en un estado de degeneración espiritual? En estos versículos, el autor nos da la respuesta, mostrándonos cuatro verdades acerca de la degeneración espiritual. I. La degeneración espiritual se revela en apatía hacia las verdades del evangelioLos creyentes hebreos se habían hecho “tardos para oír”, lo cual significaba que su experiencia cristiana había caído en una especie de letargia. Estas personas ya no se deleitaban en el evangelio y en sus gloriosas verdades. La palabra “tardos” se traduce mejor como “flojos” o “perezosos” (cf. 6:11, 12). Es decir, ellos se habían vuelto lentos para escuchar, no porque habían recibido poca educación, o porque tenían una menor capacidad mental, sino por que habían caído en una actitud de indolencia o indiferencia. “Así que ser tardo para oír no significa que haya algo malo con tus oídos físicos. Significa que hay algo malo con tu corazón. El corazón no está ansioso ni es diligente en abrazar las promesas y convertirlas en fe y paciencia. En cambio, la Palabra llega a los oídos y baja al corazón y topa con algo duro –o que se está empezando a endurecer. Eso es ser tardo para oír. Las promesas llegan al oído, pero no hay pasión por ellas, no se abrazan con amor, no se celebran ni se atesoran; por lo que no hay fe y no hay paciencia y –si las cosas no cambian- no hay herencia de vida eterna… Es una increíblemente extraña enfermedad, esta la de ser tardo para oír”. -- John Piper. Podemos profundizar aún más en la comprensión del problema si nos fijamos también en la palabra “oir” y en cómo se utiliza en otras partes de la misma epístola a los Hebreos. Para ello, miremos los versículos de 3:16, 18, 19; 4:2. De ellos podemos entender que ser tardo para oír significa oír la enseñanza del Evangelio pero no responder en obediencia. II. La degeneración espiritual se revela en inmadurez espiritualEn los versículos siguientes el autor les hace ver a sus lectores no sólo su falta de progreso en el Evangelio sino incluso el grado de su retroceso. Las palabras “debiendo ser ya maestros” denotan cierto sarcasmo o ironía. Ellos deberían (es decir, una obligación) ser ya maestros. Pero en lugar de eso son unos niños (inmadurez). Necesitan leche, no alimento sólido. “Este reproche contiene en sí aguijones muy punzantes para despertar a los judíos de su abandono… Era vergonzoso que ellos continuaran todavía en lo elemental y rudimentario del conocimiento, cuando debían ya ser maestros”. -- Juan Calvino. III. La degeneración espiritual se revela en una incapacidad para discernirUno que es niño es “inexperto en la palabra de justicia”. Esto significa que la persona que no ha madurado no tiene la habilidad para discernir la verdad. “Bajo la figura de un niño pequeño se les dice que eran, en cuanto a su capacidad espiritual, incapaces de digerir alimento sólido y se veían obligados a vivir de leche. Esto muestra la pecaminosidad de la degeneración; porque, en tanto que seguían siendo niños recién nacidos carecían de destreza en el camino de la divina justicia. La infancia es natural y hermosa directamente después de la conversión, pero lo mismo que resultaría si en lo físico el desarrollo de una persona se detuviera, y siguiera siendo un niño, corporal y mentalmente, durante años y más años, los mismo pasa en las cosas espirituales: el encanto espiritual del niño en Cristo pasa a ser lo opuesto a hermoso”. -- W. H. Griffith Thomas. IV. El crecimiento hacia la madurez se da al poner en práctica lo que ya sabemos“Ahora hágase esta pregunta: si el alimento sólido es solamente digerible por los maduros, ¿con qué alimento se vuelve usted maduro de manera que pueda entonces comer el alimento sólido? La respuesta es: leche. Usted se hace maduro con la leche… El problema es que [estos] bebés no se están ejercitando con la leche que tienen. Puede ver la palabra clave en el versículo 14: usted Madura “practicando” o ejercitando o respondiendo a la leche. El problema es que la leche de la Palabra no está produciendo el músculo de la fe. Y el músculo de la fe no está produciendo actos de justicia. Así es como usted crece de un cristiano bebé a un cristiano maduro: de la leche de la Palabra al músculo de la fe a actos de justicia. V. La degeneración puede ser revertida por un acto de gracia de DiosAhora la reprensión se transforma en una exhortación a dejar de ser niños espirituales y a avanzar a una experiencia más madura, ya que ésta es la mejor manera de prevenir la apostasía. “Para poder crecer, los cristianos deben dejar «los rudimentos de la doctrina de Cristo». ¿Cómo deben de dejarlos? No deben perderlos, no deben menospreciarlos, no deben olvidarlos. Deben colocarlos en sus corazones, y deben colocarlos como el fundamento de toda su profesión y esperanza; pero no deben reposar y permanecer en ellos, no deben estar siempre colocando el fundamento, deben avanzar y edificar sobre el. Debe haber una estructura; porque el fundamento es colocado con el propósito de dar soporte al edificio”. -- Matthew Henry. “Ahora les recomienda abandonar dichos rudimentos; no porque los fieles hayan de abandonarlos; sino para que no permanezcan estancados en ellos… al edificar una casa jamás debemos omitir los cimientos; y sin embargo, ocuparse siempre en colocarlos sería ridículo… Así como el constructor debe comenzar por los cimientos, en la misma forma debe proseguir con su obra hasta que la casa esté construida”. - Juan Calvino. Las palabras “vamos adelante a la perfección” se traducirían mejor como “seamos llevados a la perfección”. Lo que indica que se depende de una obra de gracia Dios para poder avanzar. Si Dios “lo permite”, podemos seguir adelante, creciendo y madurando en la fe. Nuestra dependencia es completamente de Dios. Roguemos para que Él nos permita avanzar en la vida cristiana. AplicaciónHagámonos esta pregunta:¿Cómo compararía mi madurez espiritual actual con la que tenía hace un año? Recordemos: La Biblia en ningún pasaje enseña que es posible mantenerse sin progreso en la vida cristiana sin que esto implique un retroceso. En la vida cristiana no existe el “status quo”. Sólo hay progreso o regreso. “En todo esto, es fácil ver los peligros de permanecer estancados y los tristes resultados de la ofuscación espiritual. La degeneración es perjudicial para nosotros y para otros, porque es un principio de la vida cristiana el «usar o perder el uso»… La suprema necesidad es, por tanto, el «uso» de nuestros «sentidos» a fin de que, por medio del constante ejercicio, podamos «crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:18). W. H. Griffith Thomas. Una de las actividades que en verdad disfruto mucho hacer es ver una buena película. Estoy convencido que ya sea en una sala de cine o en la sala de la casa, una película bien hecha puede convertirse en una agradable e incluso enriquecedora experiencia que se puede compartir tanto con familiares y amigos. Ahora bien, me es necesario confesar que ésta no siempre ha sido mi forma de pensar respecto al cine. Con el paso de los años mi actitud hacia las producciones cinematográficas ha ido cambiando y también se ha ido formando bajo diversas influencias. Lo cierto es que la forma de pensar de un creyente acerca del mundo y la sociedad, así como del Evangelio y de lo que significa una verdadera espiritualidad cristiana; define la manera en la que éste se aproxima a cualquier actividad cultural y en este caso concreto, el cine. Por lo anterior, me gustaría compartir en una nueva serie de entradas cuál creo debiera ser nuestra actitud como creyentes hacia el cine en general, así como algunas de las maneras prácticas en las que como discípulos de Cristo podemos aplicar una fe y cosmovisión bíblicas en el proceso (antes, durante y después) de ver una película. En esta primera parte sencillamente abordaré la pregunta: ¿Pueden los cristianos ir al cine? Comencemos. ¿Puedo ir al cine o no?Hasta el día de hoy muchos creyentes se siguen preguntando si su fe les permite o no ir al cine e incluso hay quienes se cuestionan si es lícito ver películas que no sean catalogadas explícitamente como “cristianas”. Respecto a ello, quisiera comenzar diciendo que está no es sólo una pregunta válida sino que incluso es una que como creyentes nos es necesario hacer. Muchos cristianos se involucran en cualquier clase de actividad que la cultura les ofrece sin siquiera tomarse un segundo para reflexionar si tal situación es compatible o no con su fe. El problema no necesariamente radica en la actividad misma, sino en el pobre esfuerzo por aplicar discernimiento que los creyentes estamos dispuestos o acostumbrados a hacer. Como discípulos de Cristo somos llamados a distinguir entre lo bueno y lo malo en toda actividad cultural y, si es necesario; rechazar por completo una práctica que no honra a Dios. Si bien el título de esta entrada sugiere que es posible ir al cine con una actitud y pensamiento cristianos, en última instancia ésta es una decisión que usted debe tomar por sí mismo. No obstante, creo que hay buenas razones bíblicas para entender que la asistencia al cine (o ver una película) no es una actividad pecaminosa en sí misma, las cuales me gustaría que usted considere. Trataré de explicarlo a través de una cosmovisión bíblica que se puede aplicar en ésta y todas las áreas de nuestra vida. ¿Es ir al cine una práctica mundana?
enseña claramente que los creyentes debemos rechazar toda clase de amistad con el mundo, pues el no hacerlo compromete (y de hecho acaba) nuestra comunión con Dios. No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1 Juan 2:15 LBLA) ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4 LBLA) Creo que gran parte del problema con este punto de vista en particular radica en un mal entendimiento del concepto de “mundanalidad”, el cual es completamente diferente al que las Escrituras nos presentan. Por ejemplo, yo crecí en una iglesia cuyo concepto de apartarse del mundo se podía reducir a un conjunto bien definido de reglas básicas: un cristiano no escucha música secular o del mundo, no fuma, no toma bebidas alcohólicas y sobre todo no participa en las mismas actividades con los incrédulos -como por ejemplo asistir a una fiesta donde hubiera baile. En el otro lado de la misma moneda, la madurez o “espiritualidad” cristiana se reduce principalmente a un mayor involucramiento o participación en las actividades de la iglesia. Podemos distinguir a un buen cristiano –según esta concepción- porque asiste a las reuniones convocadas por la iglesia en lugar de ir al cine. El problema con esta clase de distinción entre “mundanalidad” y “espiritualidad” es que falla en capturar la enseñanza completa de la Biblia acerca de lo que el “mundo” en realidad representa. Sobre todo, esta distinción refuerza en la iglesia la falsa separación entre lo que es “religioso” y lo que es “secular”. Aunque en otras ocasiones he tratado de escribir respecto a este mal concepto de “espiritualidad” cristiana, esta vez prefiero citar del libro La Creación Recuperada de Albert Wolters (quien creo que puede explicar el problema mejor que yo): Debemos notar que los cristianos de virtualmente cada denominación han tendido a entender [la palabra] “mundo” para referirse a una determinada área que es llamada por lo general “mundana” o “secular”… que incluye campos tales como el arte, la política, la academia (excluyendo la teología), el periodismo, los deportes, los negocios, etc. De hecho, según esta manera de pensar, el “mundo” incluye todo aquello que está fuera de los “sagrado”, que consiste básicamente en la iglesia, la piedad personal, y la “sagrada teología”. Por lo tanto la creación se divide claramente… en dos dimensiones: la dimensión secular y la dimensión sagrada.
aquellas que están comprendidas en el sector de lo "espiritual" son por naturaleza de mayor virtud. Pero este es un error que las Escrituras no cometen. La Biblia nos enseña que todo lo que existe es parte de la buena creación de Dios (y por lo tanto bajo Su soberanía y Su Reino), que también ha sido teñido por el pecado pero que sin embargo no se encuentra fuera del alcance de la redención en Cristo. Según esta misma cosmovisión bíblica, la clave para salir de una reducida concepción del universo (como separado entre lo material y lo espiritual, lo mundano y lo cristiano, lo secular y lo religioso), está en más bien saber apreciar en todas y cada una de las cosas la distinción entre lo que es "estructural" y lo que es "direccional." Tal vez sea útil… reintroducir los dos términos... los cuales jugarán un papel clave en el resto de nuestra discusión: la estructura y la dirección… se puede decir que la estructura se refiere al orden de la creación, a la constitución creacional constante de cualquier cosa, que hace que la cosa o ente sea lo que es. La estructura está anclada en la ley de creación, en el decreto creacional de Dios que constituye la naturaleza de las diferentes clases de criaturas... En pocas palabras, en todo producto de nuestra cultura encontramos una tensión entre una dirección a favor o en contra de Dios. Algunas expresiones culturales en verdad están tan distorsionadas que sólo encontramos en ella oposición a Dios, pero en otras encontramos aún una dirección adecuada hacia Dios, algunas veces por Su obra providencial de "gracia común", en otras ocasiones por el efecto de "sal" y "luz" que la Iglesia tiene en la sociedad. La pregunta ahora es: ¿Cuáles son las implicaciones prácticas de esta distinción entre estructura y dirección en asuntos como por ejemplo, asistir al cine para ver una producción cinematográfica de Hollywood o entrar al teatro para presenciar una producción de Broadway? ¿Existe una forma Bíblica de abordar estos y otros aspectos de nuestra cultura? El profesor Michael Goheen (también en el libro La Creación Recuperada) nos explica: Entonces, ¿esto quiere decir que si somos una iglesia fiel tendremos sólo una relación de confrontación polémica con nuestra cultura?... ¿Puede vivir alguien en solidaridad con la cultura, y, a la vez, retarla? ¿Es posible sentirse en casa con la cultura, y, a la vez, estar en contra de la situación cultural?... Esto quiere decir que en el caso del cine y las películas existe algo bueno por ser parte de la estructura creacional de Dios. Los cristianos podemos ver películas en el cine (ambos productos de nuestra cultura) sin necesariamente estar pecando o comprometiéndose con "lo mundano". Sin embargo, los creyentes también necesitamos estar conscientes de que en mayor o menor grado las prácticas de la industria cinematográfica están arraigadas también en esa "idolatría cultural compartida", por lo que siempre debemos actuar con precaución y discenimiento al aproximarnos a la sala de cine. ¿Cómo podemos de manera práctica trasladar ese "Sí" y ese "No" a la forma cultural llamada cine? ¿De que manera es posible abrazar la estructura creacional al momento de ver una película y rechazar a la vez la estructura pecaminosa? En las siguientes entradas discutiremos más del asunto, diviéndo el proceso en tres partes: antes, durante y después de ver una película. Hasta entonces, agradeceré sus comentarios, pensamientos y retroalimentación al respecto. Categorías: Cosmovisión bíblica, Santificación
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