¿Cuáles son estas cosas de arriba en que deberíamos poner nuestros afectos? Te pido levantes los ojos a las nubes de arriba, más allá aún, a la residencia de Dios. ¿Qué ves allí? Primero ves a Dios mismo. Haz de Él objeto de tus pensamientos, tus deseos, tus emociones, tu amor... Que nada se interponga entre tu Padre celestial y tú. ¿Qué es el mundo entero si no tienes a Dios? Y una vez tienes a Dios, ¿qué importa el mundo? Dios es todas las cosas, y si puedes decir "Dios es mío", eres más rico que Creso. ¿Qué veo después? Veo a Jesús, que es Dios y que es también verdadero Hombre. ¿Necesito encarecerte la necesidad de que ames al Amado? ¿No ha ganado ya tu corazón, no estás totalmente bajo su poderoso hechizo? Sé que le amas. Fija tu mente en Él. Medita en su Persona, su obra perfecta, su gloria mediadora, su segunda venida, su glorioso Reino, su amor por ti, tu seguridad en Él, tu unión con Él. Oh, que estos dulces pensamientos posean tu pecho, llenen tu boca e influyan en tu vida. Que cuando la mañana apunte tú estés pensando en Cristo, y que tu último pensamiento del día sea endulzado por su presencia. Pon tu afecto en Aquel que ha puesto su afecto en ti.
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En esta ocasión quisiera inaugurar una serie de entradas que traten el tema de La Presencia de Dios en medio de Su pueblo. En días recientes terminé de leer el libro de Éxodo, cuyo final es en verdad impresionante. Moisés termina de construir y levantar el tabernáculo siguiendo al pie de la letra todas las instrucciones del Señor (Éxodo 39 y 40). El libro culmina describiendo la manera en que Dios manifiesta Su presencia en el tabernáculo en medio de todo el pueblo israelita: una nube que cubrió "la tienda de reunión" se podía ver de día, mientras que de noche "había fuego allí a la vista de toda la casa de Israel" (Éxodo 40:34, 38). A raíz de esta maravillosa descripción de sucesos en el libro de Éxodo, me he puesto ha meditar sobre el tema de Dios estando presente en medio de Su pueblo escogido. Es evidente en el Éxodo que éste es uno de los temas más importantes del libro. Sin embargo, también es uno de los temas principales a lo largo de toda la Escritura. Desde Génesis hasta Apocalipsis, pasando por todo el Antiguo Testamento, los Evangelios y las epístolas, podremos observar que la presencia de Dios con nosotros es un tema recurrente en la Biblia. Dios creó al ser humano para estar en medio de ellos y cultivar una relación personal y una comunión íntima con cada uno de ellos. La redención se trata de Dios haciéndose hombre para estar entre nosotros y llevarnos de vuelta a Dios. La consumación habla de Dios finalmente reinando entre Su pueblo para siempre. Es mi intención explorar y meditar en todos estos conceptos y varios más en las siguientes entradas del blog. En esta primera entrega meditaremos brevemente en la relación del hombre con Dios en la creación original y de las tristes consecuencias de la entrada del pecado al mundo. En el jardín del EdénEn el libro de Génesis se nos presenta al ser humano disfrutando de la comunión con Dios y de Su presencia en el huerto de Edén. Varias veces vemos a Dios comunicarse con el hombre de diversas maneras (por ejemplo, Génesis 2:16; 19; 22). Observamos a Dios paseando por el huerto, manifestando de alguna manera visible Su presencia. Algunos comentaristas afirman que la presencia de Dios en el huerto podía verse manifestada de manera semejante a la luz del Shekiná descrita en el libro de Éxodo. Otros suponen que pudo haberse presentado en forma humana. Sea cual fuere el caso, lo que podemos apreciar es al hombre teniendo comunión directa con Dios, paseando juntos por el huerto y conversando (Gen. 3:8). El hombre sin pecado podía estar delante de Dios sin ningún impedimento y el Señor estaba presente con el hombre. Las consecuencias de la entrada del pecadoSin embargo, como dice la Confesión de fe de Westminster, la Escritura nos muestra al hombre y a la mujer cayendo “de su rectitud original” y por lo tanto “perdieron la comunión con Dios”. Ahora el hombre tiene miedo de la presencia de Dios y se esconde de ella (Gen. 3:8-10). Por su pecado, el hombre es expulsado del huerto y de la presencia de Dios (Gen. 3:22-24). Personalmente, creo que muchos de nosotros leemos estos versículos y fallamos en sentir el peso de sus palabras y en captar la trascendencia de este acto (Dios expulsando al hombre de Su presencia). Muchas veces leemos estas palabras a la ligera o los interpretamos de manera equivocada. Lo que el hombre perdió al ser expulsado del huerto no fue principalmente una vida de comodidad y placer en el paraíso. Lo que se perdió fue el poder estar en la presencia de Dios y gozar de Él para siempre. El huerto de Edén no era un paraíso debido a su tremenda belleza o a inmejorables condiciones ambientales. El huerto representaba un paraíso porque Dios estaba presente ahí con el hombre. Lo terrible es que muchos de nosotros no nos damos cuenta o no apreciamos o lo que como humanidad perdimos aquel terrible día. Etiquetas: Meditación.
En algunas ocasiones, los cristianos tenemos la tendencia a desligar o separar la enseñanza del Antiguo Testamento con la del Nuevo Testamento. Asumimos que lo que tenemos en el Antiguo Testamento es Ley, mientras que lo que el Nuevo Testamento nos proporciona es gracia. Sin embargo, cuando leemos detenidamente y meditamos en ambas secciones de la Biblia, nos empezamos a dar cuenta de que tanto la enseñanza de Jesús como la de los apóstoles estaba profundamente basada en las Escrituras del Antiguo Testamento. La enseñanza de Jesús NO fue la de una doctrina radicalmente nueva con respecto al Antiguo Testamento, sino más bien una expansión de lo que Moisés y los Profetas enseñaron, proporcionándole el sentido y aplicación correcto. Con un poco de esfuerzo, podemos encontrar paralelos impresionantes entre la enseñanza del Antiguo Testamento y la del Nuevo. Como por ejemplo, lo que a continuación les proporciono. Lo que sigue es una especie de análisis comparativo entre la enseñanza del Salmo 1 y las palabras de Jesús en la predicación conocida como el Sermón del Monte (como lo registra el capítulo 7 del evangelio según Mateo). En la siguiente tabla, he tratado de mostrar las ideas paralelas o semejantes, agrupando los versículos que considero se corresponden entre sí, así como resaltando con colores las palabras. Espero que este sencillo material les pueda ayudar a profundizar y meditar en su estudio personal de estos dos pasajes de la Escritura.
Etiquetas: Meditación
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