14/5/2016 0 Comentarios Enormes Minucias: Una reseñaEn una ocasión C. S. Lewis escribió: Anda por ahí una idea muy extraña de que… los libros antiguos deben ser leídos sólo por los profesionales, y de que el principiante debe contentarse con los libros modernos… Naturalmente, siendo yo mismo un escritor, no deseo que el lector ordinario se abstenga de leer libros modernos. Pero si tuviera que leer ya sea sólo los nuevos o sólo los viejos, yo le aconsejaría leer los viejos. Es una buena regla la de que, después de leer un libro nuevo; nunca se permita otro hasta que haya leído uno antiguo en el medio. Si eso es demasiado para usted, debe al menos leer uno antiguo por cada tres nuevos. Si usted está dispuesto a seguir (o al menos intentar seguir) el consejo de Lewis, pero no sabe por cuál libro o autor empezar; permítame presentarle a G. K. Chesterton y su obra Enormes Minucias. Considero que, habiendo nacido dos siglos atrás; Chesterton para nuestra presente generación califica ya como un autor antiguo, sobre todo para los más jóvenes de entre nosotros que parecen concebir la historia de la humanidad dividida en las eras de A.I. y D.I. (Antes del Internet y Después del Internet). A continuación les platico un poco más de Chesterton y el mencionado libro. ¿Quién fue G. K. Chesterton?Gilbert Keith Chesterton (1874 - 1936) fue un escritor y periodista inglés que se destacó no sólo como autor de ensayos y novelas, sino también como dramaturgo, poeta, filósofo, periodista y crítico literario. Habiendo comenzado su carrera académica en una escuela de Arte en Londres, Chesterton fue impulsado por el romance (el deseo de casarse con Frances, quien llegaría a ser su futura esposa) a interrumpir sus estudios y encontrar sustento económico trabajando como empleado de varios periódicos, escribiendo para ellos reseñas de libros. Así fue como Chesterton inició su carrera en el periodismo. El resto, como dicen por ahí; ya es historia. Chesterton fue un autor en verdad prolífico y escribió numerosos ensayos, columnas de periódico (algunas de las cuales se encuentran recopiladas en la obra aquí recomendada), así como diversas novelas de ficción. Él también es ampliamente conocido por sus obras sobre apologética de la fe cristiana de entre las que podemos destacar Ortodoxia, Herejes y El Hombre Eterno. Estos últimos fueron una tremenda influencia en la vida y pensamiento de C. S. Lewis, cuya conversión al cristianismo (en apreciación del mismo Lewis) fue resultado en parte de haber leído estas obras. Se dice que los escritos de Chesterton están caracterizados por un tremendo ingenio y un sentido del humor muy particular (de lo cual Enormes Minucias es un claro ejemplo), además de contener simbolismo y numerosas alegorías sobre el cristianismo. Aun sus obras de ficción están llenas de comentarios y opiniones serias sobre la política, economía, filosofía, ciencia, teología entre otros temas. Enormes Minucias: Nada es aburrido si se le ve desde la perspectiva correctaEl libro Enormes Minucias es una recopilación de 39 ensayos (editada en 1909) que originalmente fueron escritos como columnas para el diario Daily News de Inglaterra. Varios de estos ensayos están basados en peculiares anécdotas y vivencias personales del autor a partir de las cuales reflexiona con un refrescante humor y una original profundidad. Así es como en este libro nos podemos encontrar a Chesterton en algunos de sus viajes por Alemania y Francia, mientras que en otras ocasiones lo vemos caminando por el campo inglés, viajando en tren, caminando por las transitadas y ruidosas calles de la ciudad o simplemente acostado en su cama mientras desea tener la capacidad de hacer arte en el techo. Precisamente debido a lo mencionado arriba, el libro no trata de un tema en específico sino que en él podrá encontrar la forma de pensar de Chesterton en asuntos tan diversos y divergentes como el carácter de las naciones francesa y británica, los problemas de la prensa amarillista, la importancia de permitir a los niños leer cuentos de hadas, la seriedad de los juegos infantiles, el valor de la democracia, el comportamiento de los políticos, entre otras tantas cosas. Todo ello, mientras discurre en aparentes "pequeñeces" como el deseo de tener a la mano una pieza de gis blanco, un juego de cricket, su visita a la Bastilla o al barbero, su encuentro con un par de policías, así como aquellas cosas olvidadas que encontró en el bolsillo de su saco. Desde su inicio, Enormes Minucias me cautivó por el ingenio y agradable humor con el que su autor transmite sus ideas y por la posibilidad de ser como Pedro, el niño del primer ensayo que, una vez siendo reducido al tamaño de un insecto (por una misteriosa hada disfrazada del lechero) ve el mundo de una manera completamente nueva y diferente, en la que el césped del jardín puede convertirse en un misterioso bosque y pequeños montones de tierra en sorprendentes montañas. Es decir: En otras palabras, [que] podemos, al fijar nuestra atención casi ferozmente en los hechos enfrente nuestro, obligarlos a convertirse en aventuras; forzarlos a entregar su significado y cumplir su misterioso propósito... Cuántas cosas extraordinaris incluso un hombre flojo y ordinario pudiera percibir si se acuciara a sí mismo a la sola actividad de ver. Otra de las características de éste libro es su habilidad de presentar cuando uno menos se lo espera, una frase o un pensamiento que cautiva, motiva a la reflexión personal o invita a una comprensión del mundo nueva o diferente. Considero que algunas de las frases acuñadas por Chesterton en este libro son inolvidables y aún muchos años después resultan más relevantes que nunca. A continuación le comparto algunas de ellas: Creo en el predicar al converso; pues he hallado en general que el converso no entiende su propia religión. Todo pesimismo tiene por objeto un secreto optimismo. Toda entrega o sacrificio en esta vida, toda negación de placer, toda oscuridad, toda austeridad, toda desolación tiene por objetivo real la separación de algo de manera que pueda ser disfrutado de manera conmovedora y perfecta. Un ser humano realmente humano siempre pone primero las cosas espirituales. La gente te dirá, por ejemplo; que la teología se volvió elaborada porque estaba muerta. Créeme, si hubiera estado muerta nunca se hubiera vuelto elaborada; es tan sólo el árbol que está vivo que puede crecer tantas ramas. De un hombre cuerdo sólo hay una definición segura: Es el hombre que puede tener tragedia en su corazón y comedia en su cabeza. Uno de los aspectos más sorprendentes en Chesterton,fue su capacidad de ver con anticipación hacia dónde soplaban los vientos de la cultura y la sociedad, de manera que dijo muchas cosas tremendamente aplicables al posmodernismo y nuevo ateísmo característicos de nuestra época, aún antes de que ambas frases fueran acuñadas. Si hay algo peor que el moderno debilitamiento de la moralidad principal, es el moderno fortalecimiento de la moralidad secundaria. Así es como ahora resulta más descortés acusar a un hombre de mal gusto que de mala ética. En estos días la pulcritud ya no está junto a la piedad, pues la pulcritud se ha hecho esencial y la piedad es considerada una ofensa. Un dramaturgo puede atacar la institución del matrimonio siempre y cuando mientras lo haga no tergiverse las costumbres de la sociedad. El gran dogma humano es entonces, que el viento mueve a los árboles. La gran herejía humana es que los árboles mueven al viento. Cuando la gente comienza a decir que las circunstancias materiales por sí solas han creado las circunstancias morales, entonces han impedido toda posibilidad de cambio serio. Pues si mis circunstancias me han hecho completamente estúpido, ¿cómo puedo estar seguro de que estoy en lo correcto en alterar dichas circunstancias? El hombre que representa todo pensamiento como un accidente del ambiente simplemente está aplastando y desacreditando todos sus pensamientos –incluso ese. Para finalizar, creo que lo mejor que uno recibe de Chesterton en Enormes Minucias, es que podemos aprender a ver las cosas en esta vida desde una perspectiva diferente, intrínsecamente relacionada con la fe cristiana. Nada es lo que nos parece ser cuando sólo se le ha dado una mirada superficial y pasajera. Es posible maravillarse de lo conocido y sentir asombro ante lo obvio. Según Chesterton, sólo hay que aprender a observar tanto tiempo como sea necesario. Y entonces toda aparente minucia en esta vida nos parecerá tremenda. Ahora bien yo niego de la manera más energética que nada es, o puede llegar a ser, poco interesante.
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7/5/2016 0 Comentarios Alimentarse de Jesús"Hay en la Biblia muchas dulces doctrinas las cuales me deleito en hacer mías leyéndolas, marcándolas, aprendiéndolas y digiriéndolas internamente; porque son parte del gran círculo de verdad que de Dios ha sido revelado. Pero encuentro que nunca soy tan consolado, fortalecido y sostenido, como al deliberadamente considerar la preciosa muerte de Jesucristo y su sacrificio expiatorio. Su sacrificio es el centro del círculo, el enfoque de la luz. Hay un encanto, una fascinación divina en sus heridas. ¡Oh, sagrado corazón, una vez herido! ¡Podría por siempre contemplarte, admirarte y adorarte! No hay belleza en el mundo como la que se encuentra en aquel semblante "desfigurado de los hombres" (Isaías 52:14). No hay sustento al corazón como el sustento que viene de su carne y sangre, dados en agonía y en muerte para obrar nuestra redención. ¡Oh, que iluminación, que gozo, que consuelo, que deleite de corazón se experimentan por la persona que ha aprendido a alimentarse de Jesús y sólo de Jesús! Y sin embargo, la comprensión que tenemos de la belleza de Cristo es, en el mejor de los casos, imperfecta. C. H, Spurgeon
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