IntroducciónEn una entrada pasada tuvimos la oportunidad de abrir la Escritura para estudiar sobre el significado bíblico del matrimonio. En esa ocasión aprendimos del origen y propósito divino del matrimonio. Pudimos ver que la Biblia enseña que el matrimonio no es una invención del hombre, es idea original de Dios. También vimos que fue Dios quien instituyó el matrimonio con Su Palabra y que es Él quien lleva a cabo la unión del varón y la mujer en una sola carne. El matrimonio no es entonces tan sólo una institución humana y la unión matrimonial no es simplemente un contrato legal que puede cancelarse por mutuo acuerdo. Más bien, el matrimonio es una institución divina que consiste en una unión espiritual indisoluble. Finalmente, aprendimos que Dios creó el matrimonio para Su gloria, pues Él lo diseñó para ser una representación viviente de la gloriosa relación entre Cristo y Su amada Iglesia. En esta ocasión regresamos una vez más a los primeros dos capítulos del Génesis, donde observaremos que el varón y la mujer han sido creados iguales pero con papeles complementarios. Y es que, dado que el matrimonio fue creado por Dios para representar la relación que existe entre Cristo y la Iglesia, entonces el rol específico del varón y la mujer dentro del matrimonio deben reflejar tal relación. Aprenderemos que la Escritura enseña que el varón ha sido llamado por Dios para llevar sobre sus hombros la responsabilidad de ser la autoridad en el hogar y de proveer el liderazgo que el matrimonio y la familia necesita. Por otra parte, la mujer ha sido llamada por Dios a honrar y afirmar el liderazgo de su esposo, y así como el orden en la relación entre Cristo y la Iglesia no puede ser invertido, tampoco debiéramos nosotros invertir el orden establecido por Dios en el matrimonio. 1. El varón y la mujer fueron creados igualesEl varón y la mujer fueron creados a imagen de Dios En el libro de Génesis observamos que tanto el varón como la mujer fueron creados a imagen de Dios: Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza… Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Génesis 1:26, 27 LBLA) Estos versículos nos indican que la mujer, al igual que el varón, es portadora de la imagen de Dios. Este hecho implica que ambos son iguales en dignidad y valor delante del Creador. El Dr. Wayne Grudem, en su libro Doctrina Bíblica lo explica de la manera siguiente: Dios creó a los hombres y a las mujeres para que fueran iguales en importancia y personalidad… Los hombres y las mujeres están hechos por igual a imagen de Dios, y ambos reflejan en su vida el carácter de Dios. Al formar a la mujer, Dios se propuso crear un ser igual al varón No solo se dice que ambos fueron creados a imagen de Dios. También las palabras de Dios justo antes de crear a la mujer resaltan Su intención de formar a un ser que fuera de la misma naturaleza que la del varón: Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. (Génesis 2:18 LBLA) La palabra traducida ya sea como “idónea” (RVR, LBLA) o “ideal” (NVI), en el idioma original comprende la idea de correspondencia. Literalmente, Dios está diciendo que se ha propuesto a crear un ser que sea adecuado a la naturaleza del varón. La versión Palabra de Dios para Todos traduce con mayor precisión el pasaje de la siguiente manera: Entonces el SEÑOR Dios dijo: «No le hace bien al hombre estar solo, haré a un ser capaz de ayudarlo y que sea como él». (Génesis 2:18) De nuevo, esto significa que entre el varón y la mujer existe igualdad de valor, igualdad de dignidad, igualdad de capacidad intelectual, moral y espiritual. Cuando decimos que el rol del hombre respecto a la mujer es el de ser autoridad del hogar, bajo ninguna circunstancia queremos decir que el hombre es superior a la mujer en ningún aspecto. La mujer fue hecha a partir del hombre Finalmente, la Biblia enseña la igualdad entre varón y mujer cuando indica que la mujer fue creada a partir del costado del hombre: Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y éste se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre. (Génesis 2:21-22 LBLA) Tan sólo unos versículos antes se dice que Dios formó del polvo de la tierra a todos los animales, más de Eva se dice que fue formada a partir de Adán. El hecho de que la mujer fuera hecha de una parte del cuerpo del varón resalta su igualdad. La mujer tiene una igualdad con el hombre de manera única a diferencia de cualquier otra de las criaturas de Dios. Según estos versículos, la mujer no es tan sólo otro animal que el hombre debe gobernar, sino que ella es completamente igual a él. Note que las palabras de Adán capturan la igualdad de Eva: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada. (Génesis 2:23 LBLA). En otras palabras, es como si Adán estuviera diciendo: “ella es mi igual, mi equivalente, mi compañera, es mi propia carne.” Estas palabras encierran la idea una completa igualdad entre el varón y la mujer. Hermanos varones, es importante que antes de continuar hablando sobre el liderazgo masculino y de la autoridad del hombre, entendamos muy bien que la Escritura enseña que varón y mujer son iguales delante de Dios. Desde la perspectiva bíblica, ser varón no implica ninguna superioridad en capacidad intelectual o espiritual respecto a la mujer. Ambos somos portadores de la imagen de Dios e igualmente valiosos para Él. Vea lo que dice el Dr. Grudem al respecto: Pero si fuimos hechos por igual a imagen de Dios, podemos decir con certeza que los hombres y las mujeres son igualmente importantes para Dios e igualmente valiosos para él. Tenemos igual valía ante él por toda la eternidad. [Este] hecho… debería excluir todo sentimiento de orgullo e inferioridad, así como cualquier idea de que un sexo es “mejor” o “peor” que el otro. Aunque decirlo pareciera obvio e innecesario, es algo que debemos resaltar. Las mentiras del machismo y la superioridad del hombre están demasiado arraigadas en nuestra cultura. Así que hermano, te pregunto: como varón, ¿te sientes más capaz que tu mujer? ¿Alguna vez has hecho alguna broma que degrade a la mujer como un ser inferior? A la luz de la Palabra, debemos renovar nuestro pensamiento como el mismo Dr. Grudem señala: Ningún hombre debería sentirse ni orgulloso ni superior por ser hombre, y ninguna mujer debería sentirse desilusionada ni inferior porque sea mujer. Si Dios piensa que los hombres y las mujeres somos de igual valor, eso resuelve la cuestión, porque la evaluación de Dios es la norma verdadera de valor personal por toda la eternidad. Hermano, si usted piensa diferente a lo que se acaba de decir, necesita arrepentirse y pedirle perdón a Dios por su equivocada manera de ver las cosas. Debe también pedirle perdón a su esposa por cualquier ocasión en la que usted haya dicho algo o actuado de alguna manera que implicara la menor valía de ella. Continúa en una siguiente entrada.... (Haga clic para acceder)
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17/2/2014 0 Comentarios Sitio recomendado de la semana
para que los creyentes puedan ser el lunes la misma persona que son los domingos. En esta página, se presenta el fruto de muchos años de trabajo en estos aspectos de la vida en siete áreas llamadas "Siete pilares de la fe en el trabajo", los cuales son:
- Relación: Permaneciendo con Dios en el trabajo. - Integridad: Sabiduría y valor para hacer cada vez lo que es correcto. - Excelencia: Labora con todo tu corazón. - Influencia: Intencional con el impacto que tienes sobre otros en el trabajo. - Sirve: dirige a través de servir a otros con humildad. - Llamado: alínea dones, habilidades y experiencia con tu vocación. - Balance: Crea un equilibrio sostenible entre el trabajo y la vida. La página provee de diferentes clases de recursos, desde versículos bíblicos relacionados al trabajo y el empleo, ideas de como orar por tu empleo, un blog y videos y audio. El sitio además tiene una presentación profesional y bastante atractiva y fácil de navegar. En medio de todos estos comentarios positivos, sólo tengo una pequeña nota de advertencia: no hay nada que indique la creencias o doctrinas básicas que sustentan este sitio, como una pequeña confesión de fe o de "lo que creemos", por general que esta sea. Por ello, creo que se debiera tener cierta precaución o ejercer un poco de discernimiento con el material que se utilice. Sin embargo, hasta donde de manera personal he podido leer y ver, la página tiene un claro contenido cristiano evangélico ortodoxo, el material me ha sido útil para reflexionar y por ello lo recomiendo con mucho gusto. ¡Espero les sea de bendición! Conclusión de dos entradas anteriores: Primera parte y Segunda parte. Formas en las que impedimos que los niños vengan a Jesús1. Impedimos que los niños vengan a Jesús cuando les presentamos una imagen inadecuada o incompleta acerca de Él.
¿Qué mensaje le está dando a nuestros niños acerca de quién es nuestro Señor? Pero más importante aún (e independientemente del uso de figuras) pregúntese: ¿Qué imagen mental le está dando usted a sus hijos acerca de Jesucristo? ¿Les está comunicando una representación bíblicamente completa acerca de quién es Jesús? Por ejemplo: ¿Hablamos a nuestros hijos solamente del amor de Jesús y no de otros aspectos de Su carácter? ¿Les contamos acerca del Jesús que es capaz de airarse justamente contra el pecado y la injustica al punto de azotar cuerdas y volcar las mesas de los cambistas en una clara muestra de Su autoridad y soberanía? ¿Les estamos enseñando acerca del mismo Jesús glorioso que nos describe el Apocalipsis, ante cuya presencia el apóstol Juan cayó como muerto (Apocalipsis 1:17)? ¿Está la Iglesia enseñando a los pequeños acerca del Cristo descrito en Apocalipsis como el jinete del caballo blanco, que “con justicia juzga y hace la guerra”, cuyos “ojos son una llama de fuego” y que “está vestido de un manto empapado en sangre” que “de su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones”, a las cuales, “regirá con vara de hierro” y que “El pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso. Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” (Apocalipsis 19:11-16). ¿Estamos transmitiendo a nuestros hijos una imagen bíblicamente completa acerca de Jesús, o estamos hablando solamente de un Jesús amable, cuate de todos los niños, que solamente quiere ser su amigo? Después de todo, en la Escritura Jesucristo no sólo es llamado el Cordero de Dios sino también es el León de la tribu de Judá. 2. Impedimos que los niños vengan a Jesús cuando tratamos la Biblia como una serie de historias con una moraleja. Este es uno de los errores más comunes que cometemos los creyentes con respecto a la instrucción de los niños. Si no me cree, acuda a su librería cristiana más cercana y evalúe todo el material infantil que ahí se venda. Estoy seguro que encontrará que la mayoría sólo enseña la Biblia a los niños como si ésta fuera un libro con historias que comunican “valores”. Bajo esta perspectiva, la verdad de la Escritura es reducida a simples moralejas: “seamos fieles como Noé”, “fíjense de la paciencia de Job”, “seamos valientes como David”, “sigan el ejemplo de José, quien no guardó rencor hacia sus hermanos” y otras semejantes. Pareciera que lo único que nos interesa es que los niños conozcan los datos más importantes o los nombres de los personajes principales de la Biblia. No les hablamos a los pequeños acerca de los temas y doctrinas centrales que recorren toda la Escritura, como los efectos de la caída en la creación y en el hombre, la ira de Dios hacia el pecado, la gracia, la soberanía de Dios y el plan eterno de redención. Más aún, no les transmitimos una verdadera teología bíblica con la que ellos puedan entender que toda la Escritura comunica un solo mensaje y presenta una sola historia de redención y habla solamente de Jesús. El evangelio de Lucas dice lo siguiente: Y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían (Lucas 24:27) Toda la Escritura habla acerca de Jesús. Así que, ¿cuándo le enseña la Biblia a sus hijos, les presenta a Cristo, ya sea prefigurado, encarnado o glorificado, o solamente les presenta a Abraham, a Moisés, a Josué y otros personajes bíblicos? 3. Impedimos que los niños vengan a Jesús cuando no hablamos constantemente a nuestros hijos acerca de Él. Cualquier literatura sobre la crianza de los niños, incluso la no cristiana; resalta la importancia de la comunicación entre los padres y los hijos. La comunicación entre padres e hijos en verdad es importante. Pero, ¿cuál es el tema principal de conversación en su casa? Ya sea que estemos con nuestros hijos comiendo, jugando, estudiando o resolviendo algún conflicto, constantemente tenemos la oportunidad de relacionar lo que hacemos con la verdad del Evangelio. Estas son oportunidades que no debemos dejar escapar. La Escritura nos señala que constantemente y en diversas circunstancias debemos estar hablando a nuestros hijos acerca de la Palabra de Dios: Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas (Deuteronomio 6:6-9) 4. Impedimos que los niños vengan a Jesús, cuando no les modelamos un carácter Cristiano. El consejo de Pablo a Tito es útil para todos los que tenemos niños pequeños a quién instruir y discipular: Preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza, mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros. (Tito 2:7-8). La instrucción del apóstol es que en todo “adornemos” la doctrina de Dios (Tito 2:10). ¿Nuestro carácter es en verdad un “adorno” de la enseñanza que le comunicamos a nuestros hijos, o en lugar de adornar nuestra conducta afea nuestras palabras? 5. Impedimos que los niños vengan a Jesús cuando no los disciplinamos por sus pecados. La Biblia indica que el disciplinar a nuestros hijos cumple un papel importante en el proceso de guiar a nuestros hijos al Salvador. No escatimes la disciplina del niño; aunque lo castigues con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol. Proverbios 23:13-14 (LBLA) En palabras del pastor Tedd Tripp: “La vara es una misión de rescate” pues ésta “enfatiza la importancia de obedecer a Dios”. La disciplina correctamente aplicada conduce a nuestros hijos a ser confrontados con la realidad de que son pecadores y que las consecuencias del pecado, de persistir en él, son desastrosas. El disciplinar sabiamente a nuestros hijos los conducirá a estar conscientes una vez más de su necesidad de perdón y de un Salvador. Estos son sólo algunos ejemplos de maneras en que impedimos a nuestros hijos venir a Cristo. Ahora, quisiera terminar señalando de quién es la responsabilidad principal de traer a los niños a Jesús. Quiénes son los responsables de traer a los niños a JesúsTodo lo que hemos dicho anteriormente apunta claramente a que la responsabilidad de traer a nuestros hijos a Jesús es de nosotros los padres. Es importante que usted entienda que la responsabilidad de adoctrinar, discipular y disciplinar a sus hijos es de usted, no de la Iglesia. Muchos padres actúan como si pensaran que con llevar a sus hijos a la escuela dominical es suficiente, pero la Escritura nos ha dado a los padres la responsabilidad y obligación de instruir personalmente a nuestros hijos: Vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. (Efesios 6:4). Matthew Henry nos señala que ésta responsabilidad no sólo la debiéramos sentir como el peso de una obligación, sino también como un ardor en nuestro corazón: Aquellos que son bienaventurados en Cristo debieran desear tener a sus hijos también bendecidos en Él, y por lo tanto debieran testificar de la verdadera honra que tienen hacia Cristo… y del verdadero amor que tienen por sus hijos, al tener cuidado de sus almas. ConclusionesSin duda alguna nosotros los padres queremos lo mejor para nuestros hijos. Somos capaces de hacer grandes sacrificios económicos por su bienestar. Procuramos que nuestros hijos tengan los mejores médicos y las mejores escuelas que nuestras finanzas puedan pagar. Cuando no van bien en sus estudios invertimos dinero en asesorías y clases particulares. Nos preocupa tremendamente su formación y los llevamos a clases de piano o de fútbol o a cualquier otra actividad artística o deportiva que creamos los hará mejores personas. Queremos ver a nuestros hijos felices, así que les compramos ropa y juguetes, a veces más de los que necesitan. Pero no olvidemos que lo que nuestros hijos más necesitan y lo que verdaderamente les dará la felicidad y el gozo eterno es conocer a Jesús. Como dijo el predicador Matthew Henry: “Un solo toque de gracia de Cristo hará a nuestros hijos felices”. Por lo tanto, dejemos que los niños vengan a Jesús y no se los impidamos. Traigámoslos continuamente al Salvador. Esta es una responsabilidad de la que todos habremos de rendir cuentas a Dios en el día final. Si has tomado en serio esta responsabilidad, seguramente estarás al igual que yo, consciente de todas tus debilidades, faltas y pecados con respecto a tus hijos. Si es así, déjame decirte que quizás, como comenta el pastor Tad Thomson, no pudieras estar en un mejor punto de partida: Ver nuestra propia imperfección y vulnerabilidad es vital para el proceso del discipulado familiar… Todos nosotros seremos confrontados con nuestras debilidades y fallas. Este es el punto de inicio indispensable, el lugar donde comienza la esperanza… Recuerde que nuestro Señor Jesús es capaz “de hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20)…. Entonces… pongámonos de rodillas y agradezca al Señor que a pesar de toda nuestra fealdad, Él nos ha redimido… Agradezcamos al Señor por nuestra salvación y pidámosle que obre en nuestros hogares para Su gloria. Después de todo, traer a nuestros hijos a Jesús implica que nosotros como padres también constantemente traemos nuestras vidas en oración y dependencia al Salvador, siempre a los pies de la Cruz. Sobre todas las cosas, continuamente mencionémoslos en oración delante de Cristo, y pidámosle que los tome bajo Su cuidado especial. Él nunca cambia. Es siempre el mismo. Él tuvo cuidado de los niños y niñas cuando estuvo en la tierra. No dudemos que Él tiene cuidado de ellos a la diestra de Dios en el cielo. |
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